Jasiri, Jasmína, Manny, Olmoti y Mandela son cinco rinocerontes negros del Este que, nacidos en Europa, acaban de finalizar un inusitado entrenamiento para cumplir su importante misión: preservar su especie en Ruanda, país en el que se había extinguido y al que serán trasladados el domingo próximo.

Crédito: EFE/ Martin Divisek

Crédito: EFE/ Martin Divisek

En el parque zoológico checo de Dvur Kralove, los cinco seleccionados han aprendido desde fines de 2018 a conocerse y adaptarse los unos a los otros y a responder a sus nombres cuando los llaman sus cuidadores.

Aclimatados así a la vida en común, también fueron entrenados para entrar y salir de contenedores especiales, atraídos con zanahorias y manzanas.

Ahora se espera que puedan soportar la logística del largo viaje a la tierra de sus antepasados, donde este animal, el Diceros Bicornis, fue extinguido debido a la caza indiscriminada.

Antes de partir, los rinocerontes acudían al reclamo de sus manjares y también a recibir las caricias de sus cuidadores, un trato que no tendrán tras reencontrarse, en pocos días, con la vida salvaje donde les esperan leones, leopardos y otros depredadores.

También tendrán que habituarse a un cambio en el menú, pues ahora comen hojas de arbusto, ramas de cerezo, yerbas, fruta y piensos, y no tienen que pelear por conseguir el alimento.

En Dvur Kralove la cría de rinocerontes negros funciona desde hace casi cinco décadas: aquí han visto la luz 46 animales.

Ahora los gestores de esta institución privada lideran un proyecto para preservar una subespecie de la que sólo quedan en el mundo unos 700 animales en libertad.

Según los más recientes datos, este mamífero se encuentra fuera de cautiverio sobre todo en Kenia (casi 600 ejemplares) y en Tanzania (80).

Las experiencias en Tanzania son alentadoras, ya que a la reserva natural de Mkomazi los checos enviaron en 2009 tres rinocerontes negros, y este grupo ha crecido en cinco miembros desde entonces.

El próximo domingo culmina, de nuevo desde el país centroeuropeo, el mayor traslado de rinocerontes europeos a África de la historia, tras un esfuerzo coordinado de tres zoológicos europeos y la Rwanda Development Board (RDB), un proyecto que abre nuevas perspectivas a la subespecie negra del Este, en serio riesgo de extinción.

El RDB, con estatus ministerial, “ha mostrado mucho interés por apoyar a African Park”, una entidad sudafricana encargada de coordinar la protección de especies amenazadas en varios países del África subsahariana, recordó a EFE Jan Stejskal, director de Proyectos Internacionales de Dvur Kralove.

Ruanda, una pequeña república de África central que desde el arranque del tercer milenio no veía campear a los rinocerontes en sus praderas, ha apostado por recuperar uno de los símbolo del país, después de convencer a sus socios europeos de que son capaces de llevar a cabo buenas prácticas.

“Fuimos a visitar Ruanda en 2016 varias veces, vimos el Akagera National Park y conocimos al jefe del parque. En ese momento nos dimos cuenta que es un gran tipo y que quieren ocuparse de verdad de los animales”, confirmó Stejskal.

Para esta nación de 26.000 kilómetros cuadrados, la vuelta de este mamífero a sus sabanas es sinónimo de retorno a la normalidad, según Stejskal, después de los convulsos años 90, testigos del genocidio de la etnia Tutsi.

Y Europa, a través de la Asociación Europea de Zoos y Acuarios (EAZA, en sus siglas en inglés), que a finales de 2018 contaba con 94 ejemplares en sus 22 miembros, ha querido respaldar ese proceso de normalización.

Ha optado así por secundar, mediante la donación gratuita de animales, el esfuerzo del Gobierno de Kigali en favor de sus parques naturales, entre los que destaca Akagera, que acogerá el lunes al macho Manny, de 8 años, y las hembras Jasiri, de 3 años, y Jasmína, de 9 años y que ya fue madre, procedentes del zoo checo Dvur Kralove.

Del grupo forman parte el macho Mandela, del parque danés Ree Park Safari, y la hembra Olmuti, procedente del inglés Flamingo Land, aunque nació en Zúrich (Suiza).

Se han elegido estos cinco ejemplares porque sus genes están muy representados en la población europea.

“Si enviamos estos ejemplares, no perdemos su información genética, ya que tienen muchos familiares que aquí se reproducen, pero para Ruanda son animales muy valiosos genéticamente”, explicó el experto checo.

También se han seleccionado ejemplares que puedan reproducirse entre ellos, porque “es posible que estos cinco estén un período solos antes de encontrarse con el resto de la animales de Sudáfrica”, aseveró Stejskal.

Hace dos años, Sudáfrica envió casi una veintena de animales para ayudar a Ruanda, aunque todos ellos proceden de dos parejas de rinocerontes, por lo que el legado genético es más reducido que en el caso de los rinocerontes europeos.

EFEverdeerde

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