Los cambios meteorológicos y la alteración en la disponibilidad de alimento, efectos ambos derivados del cambio climático, pueden terminar alterando a largo plazo la rutina de hibernación de los osos pardos en el norte de la Península Ibérica.

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Hibernación de los osos pardos

Así, el presidente de la Fundación Oso Pardo, Guillermo Palomero, está convencido de que «de la mano del cambio climático, el período de hibernación será menor» y además «no se dará de manera gradual sino que irá a golpes».

La imprevisibilidad de los fenómenos provoca que «la nevada y la sequía del siglo puedan producirse en años contiguos», por lo que será necesario analizar «los cambios en el comportamiento de los animales y cómo se van adaptando a ellos».

En años anteriores la fundación también detectó casos de hembras con oseznos nacidos esa misma temporada y que permanecieron activas en temporadas con pocas nevadas, ya «tuvieron un fuerte desgaste alimentando a su prole, por lo que optan por seguir alimentándose en lugar de hibernar», pero su número parece haber ido en aumento.

No obstante, el jefe de servicio de Espacios Naturales, Flora y Fauna de la Junta de Castilla y León, David Cubero, no considera «extraordinario» el movimiento de ejemplares constatado este año en las zonas oseras de esta comunidad autónoma.

Tampoco lo ha hecho el director del Parque Natural de Somiedo, ubicado en la Cordillera Cantábrica en Asturias, Luis Fernando Alonso Sierra, a pesar de «las inusuales temperaturas invernales en comparación con otros años».

Ambos coinciden en todo caso con Palomero es que «lo relevante es observar cómo evoluciona la tendencia de aquí en adelante» en los distintos factores que pueden afectar a su conservación.

Alimentos

Por ejemplo, en lo que respecta a los frutos silvestres, Cubero ha advertido de que «todo parece indicar que su maduración se está adelantando, lo que provoca un cierto riesgo de que no lleguen a madurar por completo» y ello limitaría la alimentación otoñal necesaria para que los osos puedan completar satisfactoriamente sus tiempos de hibernación.

En el caso concreto del arándano, un fruto carnoso muy apreciado por los osos pardos, «está sufriendo en los últimos años cosechas peores y más irregulares», ha alertado Palomero, mientras que la producción de bellota o hayuco, ha recordado Alonso Sierra, depende también de la meteorología y «un otoño o un verano excesivamente cálidos pueden provocar una disminución de la producción al año siguiente».

En cualquier caso, Palomero ha insistido en que «no debemos dar por hecho que en invierno no hay osos activos» y que este factor debe ser tenido en cuenta a la hora de desplazarse en sistemas montañosos con presencia de esta especie.

Conservación del oso pardo

La conservación de esta especie se lleva a cabo a través de diversas iniciativas y una de ellas es el proyecto Life Oso, que precisamente «persigue mejorar la adaptabilidad de este animal al cambio climático, a través del trabajo con plantaciones de especies de alto interés» pero también «informar y sensibilizar sobre la evolución de su comportamiento de una manera que no alarmemos a nadie» para no desincentivar las visitas a la Cordillera o los Pirineos.

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