Cada día toneladas de residuos derivados de actividades industriales, agrícolas o domésticas acaban en la naturaleza causando una amenaza para la supervivencia de los ecosistemas.

Crédito:  Needpix

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Los plásticos y sus derivados tienen una elevada vida tras su desecho debido a su resistencia ya que su degradación en el medio es lenta y progresiva, disgregándose en porciones menores hasta llegar a ser minúsculas. Son los llamados microplásticos, es decir elementos menores de 5 mm.

Se estima que existen microplásticos en todos los hábitats mundiales, hasta tal punto que se han convertido en protagonistas del impacto de la actividad humana sobre el medio natural. La lucha contra su proliferación debe ser una prioridad porque estamos ante un problema que tiene solución.

Esta no solo pasa por la concienciación de la sociedad sobre el abandono de plástico en la naturaleza, sino también por un mayor conocimiento de lo que son los microplásticos. La ciencia y la tecnología nos permiten avanzar, y deben ser aliados para buscar solución a los problemas ambientales.

El estudio de los microplásticos se encuentra de actualidad por los efectos que pueden tener, entre otros, en la salud humana, pero la comunidad científica también trabaja en generar conocimiento acerca de cómo afectan a los entornos naturales. Los primeros casos documentados de ingestión de plástico datan de 1966, cuando se encontraron 74 pollos de albatros de Laysan en un atolón del Pacífico.

De entre los últimos datos obtenidos, destacan los de los investigadores de LA Commonwealth Scientific and Industrial Research Organisation (CSIRO) de Australia y del Imperial College de Londres, que encontraron que la mayoría de las especies de aves marinas contienen plástico en sus intestinos. Se estima que en 2050 el 99 % de las aves marinas tendrán plástico en su aparato digestivo por ingesta directa.

Si el océano es el sistema más estudiado, los ecosistemas terrestres, menos monitorizados, tienen gran importancia, ya que el 80 % de toda la basuraleza que llega al mar proviene de tierra. Los ríos son focos de vital importancia para el conocimiento de fuentes de entrada de basura al mar: productos de la vida diaria, industrial y agrícola, que llegan a ríos y embalses a través de redes de desagüe y canalización, arrastre de lluvias, o el abandono de residuos en el medio natural.

Todos los ambientes acuáticos y su biodiversidad asociada son vulnerables y, por tanto, es necesario generar herramientas para su control. Con este objetivo, desde la Asociación Hombre y Territorio, y, en el marco del Proyecto LIBERA, presentamos hace unos meses el primer protocolo para la toma de muestras e identificación de microplásticos en ríos y otros sistemas acuáticos continentales de España.

A través de un programa de búsqueda bibliográfica, contacto con expertos, pruebas de campo y de laboratorio, reuniones, entrevistas, convenios con entidades públicas y privadas y coordinación con la administración, se ha elaborado una herramienta para poner en marcha acciones relacionadas con la detección de microplásticos en sistemas acuáticos continentales. Un protocolo que hemos querido que sea versátil y replicable a nivel internacional para así permitir su adaptación a diferentes objetivos, presupuestos, escenarios y colectivos.

Además, nos marcamos un importante esfuerzo de divulgación a los diferentes niveles sociales: técnico y de investigación, escolar y civil, incluyendo acciones de participación y ciencia ciudadana para aplicar el protocolo y poner en marcha acciones coordinadas de toma de datos, así como apoyar acciones de la administración.

Para poner a punto la metodología de campo se han visitado más de 30 ríos, algunos incluidos en espacios protegidos como las Marismas del Odiel, Doñana o el Estrecho de Gibraltar y se ha aplicado a un muestreo extensivo en 140 Lugares de Importancia para las Aves y la Biodiversidad (IBA) que incluye varios espacios naturales de todo el país.

Queda aún mucho recorrido, pero ya contamos con una nueva herramienta para ampliar nuestro conocimiento sobre el impacto de residuos como los microplásticos sobre nuestros entornos. Saber más, conocer la cantidad, la tipología o el origen de los residuos nos permite plantear medidas más eficientes para proteger el medio ambiente y la ciencia es nuestra mejor aliada para encontrar las mejores soluciones.

Científicos españoles han descubierto que las ostras producen estructuras tridimensionales tipo espuma con una tecnología propia, lámina a lámina. Así estos moluscos han solventado el problema de limitación del espacio extrapaleal, es decir el pequeño espacio que separa al molusco de la concha.

Un nuevo informe de Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza revela que el equivalente a más de 500 contenedores de transporte al día, unas 229.000 toneladas de plástico, se vierten al mar Mediterráneo al año. Si no se toman medidas significativas para abordar la mala gestión de los residuos, esta cifra será por lo menos el doble en 2040.

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