nvestigadores en Europa estudiaron durante una década rocas en una vasta región, desde España a Irán, en busca de pistas del antiguo continente.

Crédito: DOUWE VAN HINSBERGEN / BBC MUNDO

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La masa terrestre ya había sido detectada por ondas sísmicas en el pasado, pero el estudio de sus restos y la reconstrucción de su historia no tiene precedentes.

Los únicos restos visibles del continente son piedras calizas y otras rocas en cadenas montañosas europeas.

Pero la mayor parte del continente se encuentra sepultada bajo el sur de Europa.

"La mayoría de las cadenas de montañas que investigamos se originaron en un solo continente que se separó del norte de África hace más de 200 millones de años", señaló Douwe van Hinsbergen, investigador principal y geólogo de la Universidad de Utrecht en Holanda.

Una parte restante del continente se encuentra en una franja que va desde Turín, a través del mar Adriático, hasta el talón de la bota que forma Italia.

Esa zona es conocida por los geólogos como "Adria", por lo que Van Hinsbergen llamó al continente perdido Gran Adria.

Gran Adria tiene una historia violenta y complicada, según Van Hinsbergen.

El continente se convirtió en una masa separada cuando se desprendió del supercontinente Gondwana, que comprendía lo que es actualmente América del Sur, África, Australia, Antártica, el subcontinente indio y la Península Arábiga.

Luego de esa fractura, que tuvo lugar hace cerca de 240 millones de años, el continente de un tamaño similar a Groenlandia comenzó a desplazarse hacia el norte.

Hace unos 140 millones de años el continente estaba sumergido en gran parte bajo un mar tropical, donde los sedimentos acumulados se transformaron en roca.

Y hace entre 100 y 120 millones de años esta gran masa chocó con lo que es actualmente Europa y su corteza se hizo añicos.

Gran parte de Gran Adria acabó deslizándose debajo de Europa, pero algunas rocas del continente perdido, que fueron "raspadas" en la colisión, fueron esparcidas en la superficie terrestre.

Si bien la colisión tuvo lugar a velocidades no mayores de 3 o 4 centímetros por año, esa presión fue suficiente para destrozar la corteza de 100 km de profundidad y enviar el resto del continente a grandes profundidades en el manto terrestre.

Los científicos señalan que partes de Gran Adria se encuentran a unos 1.500 km de profundidad.

Más de 200 millones de años después, la historia de Gran Adria ha sido reconstruida paso a paso por los geólogos de universidades de Utrecht y de Oslo, y del Instituto de Geofísica ETH, en Zúrich (Suiza).

Los investigadores estudiaron la edad de las rocas y constataron la dirección de campos magnéticos atrapados en ellas.

Una de las mayores dificultades para estudiar el continente perdido es que las rocas están tan dispersas.

Y solo en la última década los científicos han contado con el software necesario para una reconstrucción geológica tan compleja, según explicó Van Hinsbergen.

"La región del Mediterráneo es simplemente un desorden desde el punto de vista geológico", afirmó el investigador.

"Todo está curvado, fracturado y apilado".

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