"La impresora que está en uso es un prototipo, con el que estamos ajustando y ensayando los parámetros de las diversas matrices a emplear. El proyecto tiene apenas un año", contó a Télam el responsable del Laboratorio de Nanobiomateriales de la UNLP, Guillermo Castro.
Consultado sobre las diferencias entre bioimpresoras e impresoras 3D, el investigador detalló que las primeras "usan biopolímeros o polímeros sintéticos biocompatibles con tejidos para la producción de apósitos sin la necesidad de usar elevadas temperaturas". Respecto al funcionamiento, el investigador destacó la "facilidad y sencillez de manejo de las bioimpresoras 3D, que pueden ser utilizadas luego de un simple entrenamiento en unidades sanitarias de baja y media complejidad".
"Además se reducirían costos, ya que los apósitos que se utilizan actualmente para tratamiento de patologías de piel son importados, y, por lo tanto, muy costosos", completó Castro.
TÉLAMLAM