Este tipo de consumidores no lleva a cabo ninguna medida para mejorar la situación porque afirma carecer de “tiempo, fondos y energía” para el desafío ambiental, según el análisis elaborado por los profesores de Economía y Empresa de esta universidad Neus Soler y Juan Carlos Gázquez-Abad a partir de un informe sobre datos de consumidores facilitado por Kantar Media.
Además de los ecorresignados, el documento de Kantar Media reconoce la existencia de otros tres tipos de consumidores: los ecoactivos, los ecocreyentes y los ecoconsiderados.
Los ecoactivos suponen el 16 % de los consumidores globales y se definen por su activismo ecológico personal y su desarrollo de estrategias activas para la mejora del medioambiente.
Los ecocreyentes, el 19 % del total, se ubican entre los dos grupos anteriores y es en Europa donde se encuentra preferentemente su perfil: su gran preocupación ecológica es la reducción del plástico y, en general, de su impacto ambiental, un problema con el que “simpatizan, aunque no tienen una voluntad muy férrea”.
Finalmente, los ecoconsiderados suponen el 23 % de la población mundial y están a medio camino de ecorresignados y ecocreyentes.
El análisis señala que ser más o menos ecológico “depende, en parte, del bolsillo” porque, de hecho, hay más ecoactivos y ecocreyentes en regiones industrializadas como Europa Occidental, con un 21 %, frente al 12 % en Iberoamérica o el 7 % en Asia, donde se constata “una falta de cultura ecológica”.
El mismo informe destaca que, contrariamente a las proclamas de algunos grupos de activistas verdes, las personas mayores de 50 años son “el segmento de población más ecoactivo” porque estas personas “son más reflexivas que los jóvenes y les cuesta menos tomar conciencia de las necesidades más globales”.
Además, son “más constantes y metódicos” en asuntos como el reciclaje y “no les importa dedicar el tiempo que haga falta a hacerlo correctamente”, ha destacado Soler.
