El Programa Mundial de Alimentos de la ONU (PMA) ha recibido el Premio Nobel de la Paz de 2020 por “sus esfuerzos en combatir el hambre, su contribución a mejorar las condiciones de paz en áreas afectadas por conflictos, y por actuar como motor de los esfuerzos para prevenir el uso del hambre como arma de guerra y conflicto”.
Así, el Comité Noruego del Nobel, que entrega cada año este prestigioso galardón de cerca de un millón de euros, ha reconocido el trabajo de una organización de la ONU, pero no la que encabezaba todas las apuestas, la Organización Mundial de la Salud (OMS) por su liderazgo en la crisis sanitaria de la covid-19.
La presidenta del Comité Noruego del Nobel, Berit Reiss-Andersen, sin embargo, ha vinculado esta decisión, en parte, al coronavirus, asegurando que la pandemia ha contribuido a “un fuerte aumento del número de víctimas del hambre en el mundo”. Aunque ha subrayado que el PMA hubiera sido un ganador digno del Nobel de la Paz independientemente de la crisis sanitaria, ha admitido que la pandemia ha “reforzado las razones” para darle el premio. “Hasta que no exista una vacuna médica, los alimentos son la mejor vacuna contra el caos”, ha aseverado, citando una afirmación de la misma PMA.
Ha señalado que en países como Yemen, la República Democrática del Congo, Nigeria, Sudán del Sur y Burkina Faso, la combinación de un conflicto violento y la pandemia “ha provocado un aumento espectacular del número de personas que viven al borde de la inanición”. “Frente a la pandemia, el Programa Mundial de Alimentos ha demostrado una capacidad impresionante para intensificar sus esfuerzos”, ha añadido.
Reiss-Andersen ha aprovechado para resaltar que la cooperación multilateral es “absolutamente necesaria para combatir retos globales”. “Parece que el multilateralismo padece una falta de respeto últimamente, y el Comité Noruego del Nobel quiere enfatizar este aspecto”, ha agregado.
El Programa Mundial de Alimentos de la ONU es la mayor organización humanitaria de asistencia alimentaria, y en 2019 proporcionó comida a cerca de 100 millones de persones de 88 países víctimas del hambre. “El mundo corre el peligro de sufrir una crisis de hambre de proporciones inconcebibles”, ha alertado Reiss-Andersen, y ha hecho hincapié en la necesidad de apoyar financieramente tanto al PMA como a otras organizaciones de asistencia alimentaria.
