El festival de Yulin, donde se cocinan y consumen animales de dudosa procedencia se ha reducido este año pero sigue activo pese a los riesgos sanitarios.

Crédito: Reuters/ Kyung-hoon

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Ni la crisis del Covid-19 (que ha alertado del riesgo del comercio y consumo de determinados animales), ni las protestas internacionales por la matanza cruel de perros, ni la determinación del gobierno de China de retirar a los perros de la lista de animales de abasto (hasta ahora tenían el trato de ganado apto para el consumo humano), han impedido que un año más se ponga en marcha este encuentro popular en el que se consume carne de perro y lichi (fruta exótica) como parte de una supuesta recuperación de la cultura tradicional china.

Como se recordará, pese a que el oficialmente denominado Festival del chili y la carne de perro de Yulin apela a la tradición y se ha hecho famoso en todo el mundo (en especial por las críticas) su historia es bastante corta; de hecho se celebra oficialmente sólo desde 2009.

Una parte de la población de esta ciudad china, de más de 5 millones de habitantes, y sobretodo los comerciantes y cocineros de carne de perro tratan de evitar la presencia de periodistas, animalistas y curiosos pero diversas agencias han recogido informaciones que confirman que desde el pasado día 21 vuelve a funcionar este festival anual, que coincide con el solsticio de verano y puede alargarse durante 10 días.

En los últimos años los promotores del encuentro, que cuenta con miles de adeptos, han limitado en especial el acceso de los curiosos a los locales, furgonetas y cajas en las que se transportan y acumulan los perros que luego se sacrifican y cocinan, para su consumo incluso en plena calle. Las medidas de salubridad siguen siendo ínfimas, tanto en el control de procedencia de los animales como en la venta de su carne, pero se ha tratado de esconder la parte más cruel de este ‘festival’ para apartar el foco de los grupos animalistas y los medios de comunicación foráneos.

El gobierno chino ha modificado una parte de la normativa sobre este tipo de comercio pero sigue sin imponer una prohibición radical al respecto, como lo demuestra la celebración de este año en Yuli, indican diversos grupos animalistas.

”Espero que el Festival de Yulin cambie no solo por el bien de los animales sino también por la salud y la seguridad de su gente”, dijo Peter Li, portavoz de Humane Society International, entidad dedicada a la defensa de los derechos de los animales.

“Permitir que en este tipo de reuniones masivas se venda y consuma carne de perro en mercados y restaurantes plantea un riesgo significativo para la salud pública”, destaca Peter Li.

El pasado mes de abril, Shenzhen se convirtió en la primera ciudad de China en prohibir el consumo de perros, y otros territorios han seguido el mismo camino (ver en La Vanguardia ) pero todavía no existe una prohibición total en el conjunto de país, según los datos difundidos ahora por Reuters.

El ministerio de Agricultura de China también decidió clasificar a los perros como mascotas en lugar de ganado, aunque no está claro cómo la reclasificación afectará el comercio de Yulin.

Zhang Qianqian, un activista de los derechos de los animales que estuvo en Yulin el sábado pasado, dijo que era solo cuestión de tiempo antes de que se prohibiera el festival de carne de perro.

”Por lo que entendemos por nuestras conversaciones con los vendedores de carne, los líderes han dicho que el consumo de carne de perro no se permitirá en el futuro”, dijo. ”Pero prohibir totalmente el consumo de carne de perro será difícil y tomará algún tiempo”.

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