La mayor parte de Europa ha comenzado a relajar sus medidas de confinamiento en un momento de resistencia creciente a las medidas de distanciamiento social y de desprecio por los cambios de comportamiento necesarios para limitar el COVID-19.

Photo by Macau Photo Agency on Unsplash

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Unos 39 países en la región europea están flexibilizando las restricciones impuestas por el COVID-19 y el comportamiento de los líderes y las personas, así como sus decisiones, determinarán el futuro de la pandemia, advirtió el director para Europa de la Organización Mundial de la Salud .

“Estamos viendo una desaceleración general de la pandemia en Europa en su conjunto. A pesar de las señales positivas, este sigue siendo un momento de tristeza para muchos”, aseguró Hans Kluge durante una conferencia de prensa.

Hasta la fecha, hay 1,78 millones de casos confirmados y 160.000 muertes en la región, lo que representa el 43% de los casos y el 56% de las muertes a nivel mundial.

“Rusia, el Reino Unido y España permanecen entre los 10 principales países del mundo que informan la mayoría de los casos en las últimas 24 horas”, explicó.

Kluge, recordó que la semana pasada surgieron grupos de casos nuevos en lugares como Wuhan y la República de Corea, donde aparentemente el virus había desaparecido.

“Se trata de un recordatorio oportuno de que la amenaza de resurgimiento del virus nunca está lejos. La vigilancia y la determinación continua de mantener este virus a raya se necesita tanto durante los momentos de máxima transmisión como mientras se alivian las restricciones”, afirmó.

El comportamiento de todos ahora marcará el rumbo de la pandemia, advirtió el oficial.

“Todos tenemos un papel que desempeñar para mantener a raya al virus. Ahora estamos en la bifurcación en el camino. Este es el punto en el que nuestras acciones y nuestro comportamiento individual determinan qué camino seguimos, uno que nos vea avanzar hacia una nueva normalidad, o uno que nos envíe de nuevo a restricciones en nuestro movimiento e interacciones sociales”, apuntó el director regional de la OMS.

Hans Kluge advirtió que la fatiga ante la emergencia amenaza las valiosas ganancias que se han logrado contra este virus.

“Los informes de desconfianza en las autoridades y las ideas de conspiración están alimentando los movimientos contra el distanciamiento social y físico. Otros se comportan con demasiada cautela, lo que continúa limitando sus interacciones sociales y el acceso a los servicios de salud, por ejemplo. La desconfianza, la resistencia a las medidas, el desprecio por los cambios de comportamiento que todos hemos realizado para limitar al COVID-19, nos enviarán por el camino que ninguno de nosotros quiere tomar”, advirtió.

El director regional recordó que hasta que una vacuna o tratamiento esté disponible para todos, limitar el virus requiere una asociación de personas y formuladores de políticas, un contrato social que se extienda más allá de la capacidad de control de cualquier funcionario o líder del gobierno. La vigilancia es una responsabilidad de toda la sociedad.

“Los gobiernos y las autoridades deben emplear formas de escuchar a sus poblaciones, ganar confianza y planificar sus medidas de respuesta ante una pandemia a partir de eso”, dijo Kluge.

El director explicó que las situaciones cambian rápido, y comprender cómo, por qué y el contexto en el que las personas y las comunidades responden a las diferentes intervenciones ante una pandemia ayuda a informar las decisiones del gobierno, modelar las comunicaciones y guiar la planificación de medidas.

“Es por eso que en Europa hemos lanzado una herramienta para realizar encuestas periódicas y escuchar las necesidades y preocupaciones de las personas en los tiempos del coronavirus. Veinte países están utilizando esta herramienta dentro de nuestra región y al menos 20 fuera de ella. Los resultados son reveladores”, informó.

Alemania ha estado realizando encuestas semanales desde principios de marzo. Los resultados indican que la preocupación por las consecuencias económicas de las restricciones sigue siendo alta. Esto se compara con la disminución de la preocupación y el riesgo percibido del virus en sí mismo y con el incumplimiento del comportamiento recomendado. Los datos sociales generados por las encuestas ayudaron a mejorar los servicios para apoyar la salud mental durante la crisis, desarrollar material para familias y niños, desarrollar el contenido de sitios web para personas mayores, proporcionar contenido para jóvenes y citas y desarrollar información específica. sobre la forma correcta de usar, preservar y limpiar las máscaras faciales.

En los Países Bajos, la encuesta social encontró que la disposición para cumplir con la cuarentena y el aislamiento era muy alta, pero que los hombres jóvenes son los menos dispuestos a cumplir. Los estudios también revelan que los niños holandeses de entornos desfavorecidos se ven más afectados por el cierre de las escuelas y deben recibir atención adicional cuando éstas vuelvan a abrir.

El gobierno del Reino Unido ha establecido un grupo asesor, el Grupo Científico de Influenza Pandémica sobre Ciencias del Comportamiento y el Departamento de Salud, que ha llevado a cabo encuestas semanales para analizar actitudes y conciencia, con aportes de científicos conductuales y psicológicos.

Además, una gran cantidad de instituciones y centros en toda Europa han analizado cómo la ciencia del comportamiento puede ayudar a abordar el COVID-19. Entre ellos se cuenta, el Instituto de Investigación Económica y Social en Irlanda, que descubrió que la adhesión a las medidas era más probable cuando existía una comunicación clara y frecuente, una fuerte identidad grupal y desaprobación social para aquellos que no cumplen.

“Esto, por supuesto, tiene implicaciones para el lenguaje, el liderazgo y la interacción social cotidiana que pueden hacer o deshacer el éxito y el impacto de una política o medida gubernamental”, explicó Kluge.

El director adelantó que más países están a punto de embarcarse en encuestas periódicas con el apoyo de la Organización Mundial de la Salud, incluidos Azerbaiyán, Albania, Bosnia y Herzegovina, Bulgaria, Kazajstán, Kirguistán, Rusia y Ucrania; y consideró que a medida que estos países vayan avanzando hacia la transición y ajustan las medidas, los conocimientos adquiridos serán más valiosos para informar las decisiones y garantizar que estas sean apropiadas.

“A medida que los gobiernos levantan las restricciones, las personas se convierten en los principales actores. Es una responsabilidad individual y colectiva. Sigan las recomendaciones de sus autoridades nacionales, limiten las interacciones sociales, sigan lavándose las manos, mantengan el distanciamiento físico y reduzcan el riesgo para los más vulnerables en nuestra sociedad, los ancianos y las personas con afecciones crónicas subyacentes. Todos ellos dependen de las elecciones que ustedes hagan”, concluyó Kluge.

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