En todo el continente, se aplicaron ya 350 millones de inoculantes, pero solo 136,3 millones de personas accedieron a completar el esquema.

sam-moqadam-2rrsfMN4hn8-unsplash

Los motivos que dilatan el acceso a la segunda vacuna, que van desde pautas culturales a políticas sanitarias, son diversos y difieren según el país. Qué dicen los expertos

La mayoría de las vacunas contra el COVID-19 que han sido autorizadas para uso de emergencia brindan una alta protección para bajar el riesgo de contagiarse el coronavirus y de enfermarse gravemente. Esos beneficios se consiguen al recibir las dosis en los casos de las vacunas de ARN mensajero, como las de Pfizer/BioNTech y Moderna, y en los casos de otro tipo de inmunizaciones como la Sputnik V, del Instituto Gamaleya, la de la Universidad de Oxfor/AstraZeneca, y las de Sinopharm, entre otras. Sin embargo, hoy no todos los que reciben la primera dosis también tienen acceso a la segunda. Y hay razones culturales y sanitarias que explican las diferencias.

En todo el continente americano, 49 de 51 países han empezado la vacunación contra el COVID-19 según la Organización Panamericana de la Salud. Se han aplicado 350 millones de dosis en total. Pero solo 136,3 millones de personas han accedido hoy a completar el esquema.

En los Estados Unidos, ya se aplicaron más de 245 millones de dosis de las vacunas contra el COVID-19, de acuerdo a la última actualización de los Centros para la Prevención y el Control de las enfermedades (CDC). Pero casi el 8% de las millones de personas que recibieron la primera inyección no volvieron a ponerse la segunda dosis que necesitaban. Por esto, las autoridades sanitarias temen que el país no pueda alcanzar la inmunidad de rebaño pese a la aceleración del plan de vacunación durante los últimos tres meses.

Entre las razones que explican la demora en aplicarse la segunda dosis en los Estados Unidos se encuentra el temor a los efectos secundarios de la segunda aplicación (creen que son más fuertes que los de la primera dosis), la dificultad para conseguir un turno y contar con un momento libre para acercarse a recibirla. También existe el antecedente de casos con otras vacunas, como la del herpes: algunas personas tienden allí a no aplicarse la segunda dosis.

El intervalo que implican las dosis varían según cada vacuna. En el caso de la de Pfizer, la segunda dosis debe aplicarse 21 días después de la primera. Para la de Moderna, la segunda dosis es 28 días después.

En Chile, ya hay más de 8 millones de personas vacunadas con una dosis y casi 7 millones con dos. Casi 90% de las vacunas aplicadas en Chile son Sinovac, según informó el Ministerio de Salud de ese país, que desde hoy habilitó la vacunación para las personas de 40 a 44 años, mientras que desde el 10 de mayo hará llamado para los mayores de 35 años. En Uruguay, el 26 de abril la cartera de Salud salió a convocar a la población para que se vacune con la segunda dosis.

En otros países, como la Argentina, el acceso a la segunda dosis está más demorado. A fin de marzo, el plan de vacunación priorizó la cobertura con primera dosis. Hoy el 15,5 % de la población argentina recibió su primera dosis, mientras que solo el 2,18 % accedió a la segunda aplicación. Las jurisdicciones con mayor cobertura en ambas dosis son la Ciudad de Buenos Aires (4,92 %), Tierra del Fuego (4,98 %) y La Pampa (4,72 %).

“En la Argentina, pasa todo lo contrario a la situación de los Estados Unidos. La gente reclama la segunda dosis todo el tiempo”, comentó a Infobae Iris Aguilar, vicepresidenta de la Sociedad Argentina de Vacunología y a cargo del área de inmunización en la provincia de Mendoza.

Si bien el plan de vacunación empezó en la Argentina en diciembre, las demoras en las entregas de las dosis compradas y la distribución condujeron a retrasar la aplicación de las primeras dosis, y luego la segunda. “Alcanzar el 1% de la población vacunada demoró 51 días. Luego, en promedio, se tardó una semana hasta el 7%. Pero después aceleró: en la última semana de abril, se vacunó al 2% de la población para llegar al 15% hoy”, explicó a Infobae Santiago Olszevicki, bioquímico de la Universidad de Buenos Aires y analista de datos en base a la información del Ministerio de Salud de la Nación.

En la provincia de Buenos Aires, ya se vacunó al 15,9 % de la población con la primera dosis. Se aplicaron 273.558 como segunda dosis. Patricia Campos, coordinadora del programa de control de enfermedades inmunoprevenibles del Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires, contó a Infobae: “Recién estamos en el inicio de las aplicaciones de las segundas dosis. Si bien algunas personas han cancelado el turno para la segunda dosis porque se habían aplicado la vacuna contra la gripe, estaban en aislamiento por ser contacto estrecho o se habían contagiado con el coronavirus, no se puede afirmar que haya una menor adherencia a la segunda dosis. Estamos recién en el comienzo”.

En la Argentina, hubo cambios en la estrategia del plan de vacunación con respecto al tiempo de intervalos entre las dosis. Como las entregas de dosis desde el exterior se han retrasado, a fines de marzo el Ministerio de Salud de la Nación, en consenso con el Consejo Federal de Salud y la Comisión Nacional de Inmunizaciones, decidieron postergar la aplicación de las segundas dosis y priorizar el hecho de que más personas mayores accedieran a la primera aplicación.

Pero el 22 de abril se hizo un giro en esa decisión al recibir más cargamentos con dosis de vacuna Sinopharm de China, que se destinará a la aplicación de la segunda dosis a quienes recibieron la primera aplicación, entre ellos 500.000 docentes de todo el país. Se sabe que con dos dosis de Sinopharm se consigue el 79% de eficacia.

Fuente

Noticias Relacionadas

Histórico acuerdo de igualdad salarial en el fútbol de Estados Unidos

Leer Nota

Masacre en Texas: Al menos 19 alumnos y 2 maestros asesinados

Leer Nota

Dia Mundial de la Salud: "Nuestro planeta, Nuestra Salud"

Leer Nota

Millennials y generación Z: por qué se llama la "generación deprimida"

Leer Nota