La Organización Mundial de la Salud asegura que el sobrepeso y la obesidad son un problema de salud pública cada vez más preocupante y que afecta desde edades más tempranas. Los niños obesos y con sobrepeso tienden a seguir siendo obesos en la edad adulta.

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La obesidad infantil se ha vuelto cada vez más común durante las últimas tres décadas, a pesar de las iniciativas de salud pública que se intentan implementar de modo global. Por ejemplo, alrededor de 13,7 millones de niños y adolescentes en Estados Unidos están muy por encima del peso normal o saludable para su edad y estatura, debido a sus comportamientos o genética. Según la OMS cuando el peso del bebé es un 20% superior al peso ideal según las tablas de percentil tiene obesidad.

El porcentaje de grasa corporal que tenían los niños cuando recién nacidos podría tener algo que ver con estas estadísticas, según un estudio publicado en la revista Pediatrics y en la Asociación Médica Estadounidense. La hipótesis planteada partió de la idea de si un rápido aumento en el porcentaje de masa grasa en la vida temprana se asocia con trayectorias más altas de masa grasa corporal durante los primeros 2 años de vida. La investigación fue llevada a cabo por un grupo de profesionales del Departamento de Pediatría, Subdivisión de Endocrinología, Centro Médico de la Universidad Erasmus, Hospital Infantil Sophia, Rotterdam, Países Bajos.

La conclusión determinó que cuanto mayor es la masa grasa de un recién nacido, más probabilidades hay de que tenga un índice de masa corporal más alto o experimente obesidad o sobrepeso entre los 2 y los 6 años.

Una relación de peso a estatura, el índice de masa corporal se calcula dividiendo el peso en kilogramos por el cuadrado de la estatura en metros. El IMC se utiliza para indicar dónde se encuentra una persona en una escala de bajo peso a obesidad. Otro nuevo estudio, que concuerda con el holandés y resultan ser los primeros “que han demostrado una relación entre la proporción de masa grasa al nacer y la obesidad infantil posterior”, dijo la autora principal del segundo informe, la Dra. Dana Dabelea, profesora de epidemiología y pediatría en Anschutz Medical de la Universidad de Colorado en Denver.

“Sabemos que cuanto mayor sea el peso al nacer del bebé, mayor será el peso en el futuro”, agregó Dabelea. “Creemos que el peso al nacer per se no es el criterio de valoración óptimo porque algunas de estas exposiciones durante el embarazo podrían tener efectos específicos sobre la masa grasa neonatal que no se captaron cuando solo se mide el peso al nacer”.

Dado que la obesidad es seguida de cerca por un aumento de enfermedades como la diabetes y los problemas cardíacos, los autores del estudio buscaron explorar la asociación a largo plazo entre la adiposidad neonatal (porcentaje de grasa corporal del recién nacido) y el IMC y el sobrepeso y la obesidad infantil.

En el estudio holandés se examinaron 401 lactantes haciendo hincapié sólo el cambio en el porcentaje de masa grasa durante los primeros 6 meses de vida, y se asoció con el porcentaje de masa grasa y la masa grasa subcutánea abdominal a los 2 años. Un rápido aumento en el porcentaje de masa grasa durante ese período se asoció con trayectorias más altas de masa grasa corporal durante los primeros 2 años de vida.

Los datos de este estudio sugieren que “los primeros 6 meses de vida son una ventana crítica para la programación de la adiposidad, que puede tener importantes implicaciones para la atención primaria de salud”.

Se indica que un rápido aumento de peso en los primeros años de vida se asocia con un mayor riesgo de adiposidad y enfermedades cardiovasculares a partir de los 21 años de edad. Sin embargo, faltan datos sobre las asociaciones del cambio temprano en el porcentaje de masa grasa medido (% FM) con el desarrollo de adiposidad.

El embarazo puede implicar una variedad de desafíos emocionales y físicos, por lo que puede ser difícil para las futuras mamás tomar decisiones saludables. “Una dieta caracterizada por una mayor ingesta de energía (y) menos alimentos saludables consumidos durante el embarazo se asocia con tener un bebé que tiene una mayor adiposidad al nacer -dijo Dabelea-. Las mujeres que hacen más ejercicio durante el embarazo, especialmente en el tercer trimestre, tienen bebés que tienen una menor adiposidad al nacer”. En este estudio de Denver, los autores estudiaron a 979 niños. Con sede en Colorado, el programa ha seguido a más de 1.000 mujeres desde 2009 para evaluar el impacto de las exposiciones prenatales en los recién nacidos. “Todas tenían un ligero sobrepeso antes del embarazo, pero por lo demás estaban sanas”, dijo Dabelea. Ganaron 13 kilos en promedio durante el embarazo.

El sobrepeso y la obesidad se definieron como un niño que tenía un IMC igual o superior al 85% de los niños de su edad. El porcentaje medio de masa grasa del recién nacido fue del 9,1%. Cuanto más grasa corporal tenían los recién nacidos, más probabilidades tenían de tener un IMC más alto de hasta 16,1 entre los 2 y los 6 años de edad. El hallazgo fue independientemente del sexo, la raza o la etnia del niño, la educación de la madre o el tiempo que estuvieron amamantado, un factor asociado con el rápido aumento del IMC en la primera infancia, según el estudio.

Los niveles de IMC estaban dentro del rango normal, pero “incluso pequeños aumentos en los niveles de IMC son importantes porque cuanto mayor es el IMC en la infancia, mayor es el IMC en la edad adulta -advirtió Dabelea-. Cuanto más alto es el IMC a cualquier edad, mayor es el riesgo de enfermedades crónicas en el futuro”.

Revertir la progresión de los niños hacia la obesidad y el consiguiente mayor riesgo de enfermedad comienza con la orientación de los padres. Para brindarles a los niños un marco de hábitos saludables en lugar de centrarse en los números y cantidades de alimentos y peso, anime a los niños a autorregular sus dietas comiendo cuando tengan hambre y deteniéndose cuando estén llenos.

“Limite los alimentos procesados e incorpore con entusiasmo alimentos más saludables en los platos que ya adoran. Busque la ayuda de su pediatra para controlar el crecimiento de su hijo -sugirió Dabelea-. Cuanto antes los padres establezcan hábitos saludables para la familia más éxito tendrán los niños”.

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