Las proyecciones del informe ‘El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2020’ no consideran el impacto de la covid-19.

Foto: Archivo Cuartoscuro

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En 2019, 47,7 millones de personas en América Latina y el Caribe sufrieron hambre, es decir, no pudieron consumir las calorías suficientes para llevar una vida activa y saludable. Es el quinto año consecutivo en que aumenta este indicador en la región, de acuerdo al informe El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2020 (SOFI, por su sigla en inglés), dado a conocer este lunes en Santiago de Chile por distintas agencias de la la ONU. Aunque no considera el impacto de la covid-19, que ha tenido consecuencias dramáticas en esta zona del planeta, se calcula que 20 millones de personas más sufrirán hambre en una década, con lo que en 2030 afectará a 67 millones de latinoamericanos.

“Las cifras de hambre en 2019 son escalofriantes, como también lo es el pronóstico para el año 2030”, señaló este lunes el Representante Regional de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Julio Berdegué, una de las organizaciones que elaboró el informe junto al Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Programa Mundial de Alimentos (WFP) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). “Con el impacto de la pandemia de la covid-19 la realidad será peor que la que proyectamos en este estudio. Necesitamos una respuesta extraordinaria de los gobiernos, del sector privado, la sociedad civil y las organizaciones multilaterales”, agregó el diplomático mexicano.

Dadas estas cifras, la región no podrá cumplir con el Objetivo de Desarrollo Sostenible 2: hambre cero a 2030. “Estamos peor ahora que cuando la región se comprometió con los Objetivos de Desarrollo Sostenible en 2015. Desde entonces, nueve millones de personas más viven con hambre”, explicó el representante regional de la FAO, con sede en Santiago de Chile.

Si actualmente el hambre afecta a un 7,4% de la población de América Latina y el Caribe, se espera que aumente al 9,5% en 2030. El informe SOFI especifica, además, que en América del Sur será donde más aumentará el hambre, llegando a un 7,7%, lo que equivale a casi 36 millones de personas. En América Central, subiría un 3% en la próxima década, es decir, llegaría a 7,9 millones de personas. Aunque se reconoce que el Caribe ha logrado avances sustantivos, tampoco cumpliría el Objetivo de Desarrollo Sostenible 2, de hambre cero a 2030. Para esa fecha, el estudio indica que habrían 6,6 millones de habitantes de esta zona del mundo que no lograrían consumir las calorías suficientes para llevar una vida activa y saludable.

Entre el año 2000 y el 2014, se redujo la cantidad de personas con hambre en los 33 países de América Latina y el Caribe que son miembros de las Naciones Unidas: de 73 millones de personas a 38. Fue una época de crecimiento económico para la región y de una decisión política muy fuerte de los respectivos gobiernos que pusieron el problema de la alimentación entre sus prioridades. En el 2015, sin embargo –el mismo año en que los jefes de Estado en la Asamblea General de la ONU adoptaron la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible –se empezó a retroceder. Comenzó a caer el desarrollo económico y se debilitaron los programas sociales, con lo que en 2018 hubo 43 millones de personas sufriendo de este flagelo. En entrevista con EL PAIS, Berdegué indicó a comienzos de junio que a causa de la pandemia “en América Latina podemos tener un retroceso histórico en la lucha contra el hambre”.

El estudio alerta, además, sobre el aumento de la obesidad, que afecta a un 7,5% de los menores de cinco años en la región, una cifra “significativamente mayor” al promedio mundial de 5,6%. No es raro, considerando una realidad que el SOFI cataloga de “preocupante”: América Latina y el Caribe es la zona del planeta donde cuesta más caro comprar una dieta que cubra las necesidades energéticas mínimas, es decir, unos 1,6 dólares por persona diariamente. De acuerdo al informe, esta cifra es un 34% por ciento más alta que la media global.

Algo parecido sucede con el costo de una dieta saludable. En América Latina y el Caribe es donde más caro cuesta una alimentación que aporte todos los nutrientes esenciales y la energía que cada persona necesita para mantenerse sana: 3,98 dólares al día por persona. Este dinero es más del triple que lo que una persona bajo la línea de pobreza podría gastar en alimentos diariamente. Según los ingresos promedio estimados por el SOFI, más de 104 millones de habitantes de la región no pueden permitirse este tipo alimentos balanceados.

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