Los primeros estudios genéticos del ejemplar descubierto en Sajá-Yakutia no permiten determinar su origen, aunque tiene semejanzas con los lobos y los perros primitivos.

Crédito: Sergey Fedorov

Crédito: Sergey Fedorov

Los ejemplares de especies extinguidas recuperados en el extremo nordeste de Rusia, en muchos casos en la región de Yakutia, se han conservado durante miles de año en el hielo o el permafrost.

Con el aumento de las temperaturas asociado al cambio climático, salen a la superficie los restos de estos animales prehistóricos, algunos de los cuales se encuentran en buen estado de conservación.

El caso más reciente corresponde a una cría o cachorro que en apariencia podría pertenecer a alguna raza de lobo o de perro. Su antigüedad ha sido estimada en unos 18.000 años y su estado de conservación es excelente, según explican los responsables de los estudios científicos de este singular y de momento misterioso ejemplar.

Las primeras informaciones difundidas por la publicación regional The Siberian Times indican que el ejemplar descubierto es un cachorro macho con sus primera dentición. El animal conservado durante unos 18.000 años en una capa de tierra congelada cerca del río Indigirka, al noreste de Yakutsk (capital de Sajá), tenía unos dos meses de edad cuando murió y su dentadura presenta un perfil singular en forma de flechas en las puntas de sus incisivos.

La secuencia inicial del genoma realizada por el Centro Sueco de Paleogenética (GPC) sorprendió a los investigadores porque no pudo definir si el cachorro era un lobo o un perro.

Love Dalén, profesor de Genética Evolutiva en este centro sueco, ha explciado que por lo general las primeras pruebas de ADN dejan en claro si se trata de un lobo o un perro porque “el GPC tiene el mayor banco de datos genéticos de todos los caninos de todo el mundo, pero en este caso no ha sido posible todavía identificar el origen”.

Los expertos no descartan que el ejemplar descubierto pertenezca a una especie a medio camino entre lobos y perros

Sergey Fedorov, investigador del Instituto de Ecología Aplicada de la Universidad Federal del Nordeste de Yakutsk, autor de las imágenes difundidas, explica que serán necesarias algunas pruebas genéticas complementarias para determinar la clasificación de este ejemplar, sin descartar que puede pertenecer a un etapa intermedia hasta ahora no conocida entre los lobos y los perros.

“Tiene 18.000 años. Hasta ahora hemos secuenciado su genoma con una cobertura 2X. Pero aún no podemos decir si es un lobo o un perro. ¿Tal vez es el ancestro común? ¡Se necesita más secuenciación!”, han indicado los investigadores en un mensje difundido en las redes sociales. Por el momento, sobre este ejemplar no ha sido publicado ningún estudio en revistas científicas.

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