Las compañías europeas están mejor situadas que las estadounidense ante la transición energética.

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A pesar de la creciente preocupación por la crisis climática, la mayoría de las grandes petroleras siguen aprobando inversiones en proyectos que son incompatibles con el acuerdo de París contra el calentamiento. Pero esta aproximación sobre sus políticas tiene un matiz importante. En materia de transición energética -el gran reto para las petroleras y las compañías de gas-, las compañías estadounidenses están muy por detrás de sus rivales europeos a la hora de adaptar sus operaciones a esta situación. Así lo indica un informe de Carbon Tracker.

El informe revela que la mayoría de las empresas europeas está empezando a asumir la idea de una transición energética.

En este sentido, han hecho una serie de anuncios recientes sobre sus planes, han recortado los supuestos precios futuros del petróleo y han establecido objetivos climáticos cada vez más ambiciosos. Y todo ello se refleja en carteras de proyectos más conservadoras.

Las empresas estadounidense, en cambio, se quedan atrás en estos ámbitos. Van muy atrasadas con respecto a los retos financieros y ambientales que supone la descarbonización de la economía, concluye el informe.

Eni y BP se sitúan entre las compañías más preparadas, y sin embargo, hasta el 50% y 60% respectivamente de sus respectivas carteras corren el riesgo de convertirse en activos varados y perder valor si se desarrollan. Dicho de otra manera, no serían competitivas en un mundo con una subida de temperaturas de 1,6°C.

Tanto Eni como BP basan sus informes financieros en precios de hasta 60 dólares por barril.

La tercera empresa mejor situada, según esta clasificación, es Repsol; hasta el 50% de su cartera estaría en riesgo; la empresa es más optimista que las dos anteriores y asume que los precios del petróleo alcanzarán los 68 dólares por barril.

En el ranking les siguen Shell, Total y Chevron (con entre el 60 y 70% de proyectos incongruentes con una subida de temperaturas limitada a 1,6º C) y en las posiciones más retrasadas Equinor y ConocoPhillips y ExxonnMobil (más del 70% de proyectos incompatibles).

ExxonMobil se sitúa en el farolillo rojo y es una de las empresas menos preparadas: el 80% o más de su cartera de proyectos (según la tendencia actual) no sería competitiva si el cambio climático se contuviera a amentos limitados a 1,6 ° C; y tiene los objetivos climáticos más débiles.

ExxonMobil tiene los objetivos medioambientales más débiles y, al igual que otras empresas estadounidenses, no informa de sus expectativas sobre el precio futuro del petróleo a sus accionistas.

El informe –que aborda las estrategias divergentes con que las compañías de petróleo y gas afrontan el riesgo de tener activos varados–, advierte que la demanda de combustibles fósiles tendrá que caer para cumplir los objetivos climáticos y solo los proyectos de menor costo generarán ganancias.

“La transición energética es un desafío existencial que va directo al corazón de la estrategia empresarial y, por lo tanto, requiere un enfoque global”, dice.

Sin embargo, la mayoría de las grandes petroleras han seguido aprobando inversiones en proyectos incompatibles con el objetivo del Acuerdo de París de mantener el calentamiento global “muy por debajo” de 2 ° C y continuar con los esfuerzos para limitarlo a 1,5 ° C.

Las empresas están apostando por precios incompatibles con los objetivos de calentamiento global. El informe identifica 15 proyectos aprobados en 2019 por valor de 60.000 millones de dólares que corren el riesgo de convertirse en activos varados en un mundo con bajas emisiones de carbono.

Son el proyecto de gas natural licuado Golden Pass de ExxonMobil ( 10.000 millones de dólares en EE. UU.), el proyecto de petróleo Anchor en aguas ultraprofundas de Chevron y Total ( 6.300 millones de dólares) en Estados Unidos; el proyecto Mero Sepetiba de aguas ultraprofundas de Shell and Total (3.900 millones de dólares), en Brasil; y el proyecto de BP, ExxonMobil y Equinor en Azerbaiyán (3.300 millones de dólares en Azerbaiyán)

El informe dice que la crisis de Covid-19 (cita el ejemplo) ha demostrado que una caída en la demanda conduce a la caída de los precios, lo que debería impulsar a las empresas a actuar.

Los directores ejecutivos de BP y Shell han sugerido que la demanda mundial de petróleo puede haber alcanzado su punto máximo en 2019.

“Muy pocas partes de los modelos de negocio de los productores de combustibles fósiles no se verán afectadas por la transición energética. Líderes europeos, como Eni y BP, están respondiendo con un enfoque cada vez más unido, pero para Exxon y otros la única coherencia es cuán completamente rehúyen la descarbonización”, señala Andrew Grant, director de investigación sobre Clima, Energía e Industria de Carbon Tracker y coautor del informe.

El informe se publica en el contexto de una creciente preocupación de los inversores sobre los riesgos que comporta para sus carteras la transición energética, motivada por el cambio climático, y cómo estos pueden evolucionar a medida que crece la evidencia de los peligros físicos del calentamiento por encima de 1,5 ° C. Los inversores buscan impulsar el cambio a través de iniciativas como Climate Action 100+.

Diversos factores condicionan el grado en que las empresas están teniendo en cuenta el impacto de la transición energética.

Las empresas europeas reconocen ya que el Acuerdo de París les exigirá que impongan límites absolutos al carbono emitido por el uso de sus productos y, en el caso de BP, los objetivos climáticos más estrictos están llevando a recortes de producción.

En cambio, las empresas estadounidenses tienen objetivos más débiles, y no imponen restricciones a la producción, por lo que es más probable que desarrollen proyectos de alto costo con un mayor riesgo de quedarse varados y destruir valor.

Las expectativas de las empresas sobre la demanda futura se reflejan en los supuestos de precios que hacen para las pruebas de deterioro. Shell, BP y Eni ahora esperan que los precios del petróleo alcancen un máximo de 60 dólares por barril; Repsol, 68; Total, 73, y Equinor, 82. Las empresas estadounidenses (Chevron, ConocoPhillips y ExxonBobile) no han revelado sus expectativas de precios, pero sus carteras de proyectos implican que esperan una demanda y precios más altos que la mayoría de los rivales europeos.

Las empresas con menor riesgo de destruir el valor de sus activos son aquellas con una mayor proporción de opciones de proyectos que siguen siendo económicamente competitivos a medida que cae la demanda.

Mike Coffin, analista senior y coautor del informe, declaró: “Un número creciente de productores de petróleo y gas han reconocido el impacto fundamental que tendrá la transición energética en sus modelos comerciales y están estableciendo objetivos climáticos, reduciendo los pronósticos de precios y anotando esos activos . Sin embargo, queda un largo camino por recorrer antes de que puedan considerarse alineados con el Acuerdo de París, y el riesgo de activos inmovilizados sigue siendo muy real”.

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