El Foro Económico Mundial finaliza este viernes en Davos tras cinco días de debates en los que el clima ha ocupado un lugar un lugar prominente, pero los activistas que han estado en esta cita abandonan la ciudad suiza decepcionados: Solo buenas palabras y poco compromiso de actuar.

Crédito:  EFE / Patricia De Arce Milla

Crédito: EFE / Patricia De Arce Milla

Y no solo reprochan a los líderes políticos o a los grandes hombres de negocios su falta de compromiso en este asunto, también han llamado la atención de los medios de comunicación, a los que han pedido que dediquen menos tiempo a informar sobre los propios activistas como Greta y se concentren más la emergencia climática en sí misma.

Lo cierto es que en esta semana en Davos la joven activista sueca ha acaparado la atención mediática tanto como cualquier líder económico o político.

Tal vez sólo ha sido superada en ese sentido por Trump, quien en su discurso en Davos el pasado martes no dudó en criticar a los “profetas de la calamidad” que como Thunberg advierten del calentamiento de la tierra.

Y no sólo Trump, también su secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, atacaba a la joven sueca al preguntarse quién es y aconsejarle que estudie economía.

Reproches que no han tenido en Thunberg “ningún efecto”, según aseguraba esta mañana. “Si nos importaran (los insultos) no haríamos lo que hacemos”, ha dicho la joven en una comparecencia de prensa en la que ha hecho balance de Davos junto a otras cuatro activistas como ella integrantes del movimiento Fridays for future.

Las cinco han considerado que en estos días han sido escuchadas sí -han estado en múltiples debates y paneles- pero sus demandas han sido “completamente ignoradas”, como ha apuntado Greta.

O en palabras de la también sueca Isabelle Axelsson, los asistentes a Davos estaban en su “burbuja de positividad fuera de la realidad” y mientras no rompan esa burbuja no habrá avances.

La medida más inmediata que han reclamado estos días es la cancelación de todas las inversiones para combustibles fósiles en el mundo.

Si no se detienen este mismo año esas inversiones no se alcanzará el objetivo de París de limitar a 1,5 grados el calentamiento global según ha recalcado la alemana Luisa Neubauer, quien centra su lucha en este momento en reclamar a la empresa de su país Siemens que abandone un proyecto de carbón en Queensland (Australia).

En esta concurrida comparecencia de prensa -como concurrido ha sido el seguimiento de los medios a la marcha simbólica que han hecho en las inmediaciones del Foro-, Isabelle Axelsson ha lamentado el “insano foco” que se ha puesto en los activistas mientras no se habla del clima. “Los medios deben de empezar a hablar de lo que hay que hacer no solo de nosotros”, ha dicho.

Y Greta Thunberg, por su parte, defendía haber venido a Davos porque entiende que ésta es la audiencia adecuada para activistas como ella.

No en vano, por esta ciudad suiza ha pasado una importante representación del liderazgo económico y político mundial.

“Todos necesitan hacer algo, no nos deberíamos enfocar en qué sector es más responsable o quién debe hacer más, porque todos tienen que hacer algo y hay que empujar en todas las direcciones”, ha señalado.

En su cincuenta aniversario, el Foro Económico Mundial de Davos ha tenido el clima entre los asuntos más destacados, en un programa centrado en el crecimiento económico sostenible y la cohesión.

Por eso junto a las presencias de líderes políticos como Trump, la canciller alemana , Angela Merkel o el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez -en su segunda visita- así como de los responsables de las grandes empresas del mundo y de instituciones económicas como el FMI y el BCE, el Foro de Davos ha dado en esta ocasión mucho espacio al activismo de los jóvenes.

Thunberg ha liderado a este grupo formado sobre todo por chicas y que tiene en la lucha contra la emergencia climática su principal misión, aunque había también otros dedicados a otras causas como la lucha contra la discriminación racial o el control de armas.

Jóvenes que esta mañana no podían ocultar su decepción, cuando creen que es perfectamente posible atender sus demandas.

“No debería ser tan difícil. Tan pronto como los políticos escuchen a los científicos y discutan las medidas solo tienen que ponerlas en marcha”, sentenciaba Isabelle Axelsson.

Fuente: EFEverde

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