Las autoridades y la prensa de varios países dan consejos y medidas para paliar sus efectos en la población.

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La ola de calor se extiende por Europa y, con ella, las medidas extraordinarias para prevenir muertes y problemas de salud —como en Francia, donde en 2003 murieron miles de personas—.

Francia se prepara desde hace días para la llegada de la canícula, como llaman los franceses a la ola de calor. El Ayuntamiento de París, como otros en el centro y el este del país, ha activado el nivel de alerta naranja, el tercero en una escala de cuatro. Se trata, entre otras medidas, de mantener contacto con los más vulnerables, desde ancianos que viven solos hasta personas sin techo. La capital ha ampliado el horario de apertura de las piscinas, ha decidido dejar abiertos 13 parques las 24 horas del día y ha habilitado zonas refrigeradas en edificios públicos.

La canícula monopoliza desde el lunes las noticias en las cadenas de información continua, que prodigan consejos para protegerse del calor y hacen pedagogía sobre cuestiones técnicas como la diferencia entre la temperatura real y la temperatura "sentida" o subjetiva. Francia es un país donde escasea el aire acondicionado en los edificios privados y en algunos grandes almacenes las existencias de ventiladores se han agotado. La subida de la temperaturas ha dado pie a subrayar la falta de preparación de ciudades como París ante el cambio climático.

Todo el Gobierno francés está movilizado, dijo el lunes el presidente Emmanuel Macron. El ministerio de Educación ha aplazado a la semana próxima el examen nacional del brevet, previo al bachillerato, y que estaba previsto para este jueves y viernes, días de máximo calor según las previsiones. La ministra de Sanidad, Agnès Buzyn, ha recomendado a las empresas adaptar sus horarios a la canícula y recurrir al teletrabajo. Lo que más temen las autoridades es una repetición de la ola de calor de 2003, que según los cálculos dejó entre 15.000 y 20.000 muertos.

En Alemania, en tanto, la prensa da consejos para sobrevellevar la ola de calor que se espera a partir del miércoles, donde la temperatura superará los 35 grados, llegando a los 40° en algunos puntos del país.

El Reino Unido comienza a acostumbrarse a un clima continental, de cambios drásticos y temperaturas elevadas. A un invierno en el que apenas ha llovido, ha seguido un mes de junio de tormentas y grandes descargas de agua, que finalizará con temperaturas sobrellevables en el sur de Europa pero agobiantes para los británicos. Los londinenses se preparan para rozar esta semana los 35 grados, y la Agencia para la Salud Pública de Inglaterra ya ha recomendado buscar la sombra, cubrir las ventanas y evitar la exposición directa a un fuerte sol que comienza a ser habitual en las islas. “Piensen en todos aquellos que pueden verse más afectados por el calor —ancianos, niños y gente con problemas cardiacos o pulmonares— y tengan en cuenta la ayuda que puedan necesitar”, ha dicho un portavoz de la agencia.

Será sobre todo el sur de Inglaterra donde afectará más la ola de calor. Escocia, o Irlanda, verán también subir sus temperaturas, pero con efectos más suaves y picos que no se espera que superen los 20 grados centígrados.

El Servicio Meteorológico holandés activó el lunes el denominado código amarillo (estado de alerta) en el centro, sur y este del país. El centro calcula que la temperatura máxima de este martes oscilará allí entre los 30 y los 36 grados, y el miércoles puede llegar a 31 grados, pero no que la ola se extienda a todo el territorio. Por su parte, el Instituto para la Salud y el Entorno ha puesto en marcha el plan nacional contra el calor en las mismas zonas geográficas. Sirve para informar a la red sanitaria de los problemas que pueda tener la población más vulnerable: mayores, enfermos crónicos o con problemas respiratorios, con sobrepeso, en hogares de ancianos y bebés, además de los que se encuentren en situación de marginación social. El calor ha coincidido con una carrera individual de cerca de 200 kilómetros por cauces fluviales coronada por Maarten van der Weijden, campeón olímpico de natación en 2008 en Pekín, en la modalidad de 10 kilómetros en aguas abiertas. En origen, es un recorrido popular denominado la Vuelta de las Once Villas (elfstedentocht, en neerlandés) que se hace patinando en invierno en la provincia de Frisia (al norte del país). El cambio climático impide que el hielo alcance el grosor adecuado y no se ha repetido desde 1997. El atleta ha querido denunciar así la situación.

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