La eólica y la solar, principalmente, permitieron que en 2019 no crecieran las emisiones del sector energético, uno de los principales implicados en el cambio climático.

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El sector de la generación de energía (con las centrales de carbón a a la cabeza) es una de las fuentes principales de emisión a la atmósfera de gases que -como el C2- provocan el efecto invernadero y el cambio climático.

En 2019, por primera vez en mucho tiempo, estas emisiones quedaron estabilizadas (prácticamente no aumentaron en el conjunto del paneta respecto a las cifras del año anterior), pese a que la economía mundial creció a un ritmo del 2,9%, según el balance publicado este martes 11 de febrero por la Agencia Internacional de la Energía (AIE).

Los factores más destacados de este balance positivo fueron “la disminución de las emisiones de la generación de electricidad en las economías avanzadas, gracias al papel creciente de las fuentes renovables (principalmente eólica y solar), el cambio de combustible del carbón al gas natural y una mayor generación de energía nuclear”, destaca la AIE.

Las emisiones de dióxido de carbono para producir energía en el mundo se situaron en 2019 en los 33 gigatones, Las emisiones del sector eléctrico en las economías avanzadas disminuyeron a niveles de finales de la década de los 80, cuando la demanda era un tercio inferior a la actual.

Para el director ejecutivo de la AIE, Fatih Birol, el estancamiento de las emisiones de CO2 en 2019 muestra que “existen las tecnologías energéticas” para reducir la contaminación y lograr que el año pasado “sea recordado como un pico definitivo” en la generación de gases contaminantes.

Recordó que su organización está construyendo una gran coalición centrada en la reducción de emisiones, que incluye gobiernos, empresas e inversores “con el compromiso de afrontar el desafío climático”.

La AIE destacó el recorte de las emisiones en Estados Unidos, con una caída del 2,9 %, 140 millones de toneladas menos, hasta situarse en los 4,8 gigatones. Desde que en 2000 alcanzaran su máximo histórico, ese país las ha recortado en 1 gigatón.

En la Unión Europea, incluido el Reino Unido, el recorte fue del 5 % hasta los 2,9 gigatones, 160 millones de toneladas menos en 2019, un año en el que, por vez primera, el carbón se vio superado como fuente de producción de electricidad por el gas natural y la eólica se quedó a las puertas del segundo lugar.

El uso del carbón para producir electricidad se redujo un 25 %, mientras que el gas natural subió un 15 %, destaca la agencia Efe a partir de la nota oficial de la AIE.

En Japón, las emisiones cayeron un 4,3 %, la mayor bajada desde 2009, por el incremento del 40 % de la producción de energía nuclear tras la vuelta a la actividad de varios reactores.

Fuera de las economías avanzadas, las emisiones crecieron en 400 millones de toneladas, un 80 % procedente de Asia, según la AIE, que lo atribuyó al uso del carbón, que representó más del 50 % del total y es responsable de 10 gitones de emisiones.

En China, el frenazo económico, la expansión de las renovables y la entrada en funcionamiento de siete reactores nucleares atenuó el crecimiento de las emisiones, al igual que en India, donde el uso de carbón en la generación eléctrica cayó por primera vez desde 1973.

Todo lo contrario que en otros países del sureste asiático, donde las emisiones crecieron de forma importante ligadas al aumento del uso del carbón.

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