Una naviera aparece entre los diez grandes focos de generación de gases que calientan la atmósfera en Europa, según un informe de Transport and Environment.

buquecarga

El transporte marítimo en España (contando los buques que entran y los que salen de sus puertos) emiten más CO2 que el total de los vehículos de las 30 mayores ciudades españolas. Así lo indica un estudio de la federación europea de oenegés Transport and Environment (T&E) en que se alerta sobre la creciente contribución del transporte marítimo a las emisiones de gases invernadero responsables del calentamiento.

Las emisiones del transporte marítimo totalizan 139 millones de toneladas de CO2 anuales, que se reparten así: 59 millones de toneladas corresponden a mercancías; 53 millones, a buques de carga; 20 millones, a pasajeros (cruceros…), y 7 millones a otros sectores.

Los gases del transporte por barco han crecido un 19% desde 1990 (26 millones de toneladas), lo que contrasta con la reducción de gases en tierra (energía, transporte...), donde han bajado un 23,2% en este tiempo en la U-28

Es la consecuencia de esa falta de obligación para reducir los gases en este sector.

El transporte marítimo es el único sector que carece de normas para reducir sus emisiones de CO2 (principal gas de efecto invernadero) y dispone de una fiscalidad muy favorable. Gracias a la normativa europea, está exento del pago de impuestos sobre su combustible, lo que comporta que pueda beneficiarse de unos subsidios cifrados en unos 24.000 millones de euros al año. Su única obligación es informar a la UE de sus consumos mediante un sistema de control y verificación.

Esta falta de estímulos explica sus altas emisiones.

El informe de T&E revela que las emisiones de CO2 del transporte marítimo correspondientes a Países Bajos, Bélgica, Noruega, Letonia y Estonia en el año 2018 fueron similares o superiores a las de toda la flota nacional de automóviles de pasajeros en esos países.

Este ranking europeo por países lo encabeza Holanda, que emite 19,9 millones de toneladas de CO2 (año 2018), una cifra que supera las emisiones generadas por la flota de coches (16,7 millones de toneladas).

España ocupa el segundo lugar, con 17,11 millones de toneladas de CO2 emitidas en 2018, una cantidad que rebasa ampliamente el monto de los gases que producen los coches en las 30 principales ciudades (12,2 millones de toneladas).

Y, en tercer lugar, está Gran Bretaña, cuyos buques arrojan 14,2 millones de toneladas (mientras que sus 17 ciudades más importantes echan al aire 13,9 millones de toneladas de CO2).

“España tiene una gran responsabilidad en las emisiones que generan los buques que atracan en sus costas. Esperamos que el gobierno español anuncie actuaciones concretas para la descarbonización del sector durante estos días, que se celebra la cumbre mundial del clima (COP25) en Madrid”, señala María García de Ecologistas en Acción en relación a las responsabilidades del Ministerio de Fomento.

“El primer compromiso que solicitamos para hacer frente a la emergencia climática es la paralización de los proyecto de ampliación previstos en varios puertos españoles bajo el mismo modelo fósil”, añade García.

Una compañía naviera (Mediterranean Shipping Company, MSC) se ha situado junto a las plantas térmicas de carbón y la compañía Ryannair en la lista de las principales compañías europeas que más CO2 emiten.

MSC arrojó a la atmósfera en el año 2018 un total de 11 millones de toneladas de CO2. Su flota mueve bienes de consumo (electrónica, fruta fresca, ropa o juguetes). MSC sería el octavo mayor emisor del bloque si el transporte marítimo formara parte del sistema de comercio de derechos de emisión de la UE.

Miriam Zaitegui de Ecodes, afirma: “Una empresa de la que los consumidores nunca han oído hablar se ha unido a la lista de los 10 principales focos de emisión de Europa. Esta industria no paga ni un euro por sus emisiones de carbono y la UE no ha hecho nada hasta la fecha para frenar sus daños. Es inadmisible que los líderes de la UE sigan permitiendo un comercio europeo de altas emisiones y eludiendo establecer regulaciones sobre el transporte marítimo en plena emergencia climática”, dice Zaitegui.

“Europa debe actuar con regulaciones sobre los buques que navegan por sus costas”, añade.

La nueva presidenta de la Comisión Europea se ha comprometido a incluir las emisiones del transporte marítimo internacional en el sistema de comercio de emisiones de la UE para ayudar a que Europa logra la neutralidad climática (o balance de cero emisiones).

Transport & Enviroment considera que este es un primer paso esencial para detener el impacto climático del sector. “Sin embargo, también se necesitarán medidas adicionales, incluida una norma sobre la cantidad de CO2 que los buques pueden emitir mientras están en funcionamiento, para acelerar la transición de combustibles alternativos bajos en carbono o de carbono cero y tecnologías limpias”, señala esta organización.

El informe pone de manifiesto la brecha entre las normas de diseño de los barcos (es decir, gCO2 emitido por tonelada náutica) y las condiciones en que los barcos operan en realidad.

Por esa, razón, la mitad de los buques de carga europeos emitieron aproximadamente 22 millones más de toneladas de CO2 de las que habrían arrojado a la atmósfera si operaran de acuerdo con sus estándares de diseño.

Si se asume que esta misma tendencia es extrapolable al resto de la flota, podría concluirse que un tercio de las emisiones podrían atribuirse a esta brecha a este al rendimiento.

“Este estudio pone de relieve hasta qué punto, los estándares de diseño de los barcos son una herramienta reguladora inadecuada para descarbonizar el sector”, señalan las conclusiones del estudio.

También habla de eficiencia.

Así, señala que los cruceros emiten cinco veces más CO2 por pasajero y kilómetro recorrido en comparación con el promedio de la flota de automóviles de pasajeros en Europa. Esta cifra es incluso seis veces mayor en comparación con las nuevas condiciones para las que deben operar los nuevos vehículos en Europa a partir del 2021.

Las emisiones que generan los buques proceden de la quema de combustibles fósiles, una actividad que lleva a cabo para la propulsión de los motores, la producción de electricidad para equipos auxiliares o para generación de vapor.

El estudio recomienda incluir el transporte de cargas vía marítima en el sistema europeo de comercio de emisiones de la UE (con lo que fijarían unos topes globales, antes de repartir los derechos de emisión) y la introducción de un Fondo Europeo del Clima Marítimo para garantizar que el sector pague por sus emisiones de carbono.

Además, el informe recomienda que se establezca un mandato claro que obligue a regular los estándares sobre emisiones de CO2 para estos buques, con la finalidad de reducirlas y para que puedan incorporar las tecnologías y los combustibles más eficientes energéticamente

Aproximadamente, el 20% del CO2 marítimo de la UE se debe a barcos que transportan combustibles fósiles, a saber, carbón, petróleo crudo y GNL. En Francia, Noruega y Letonia, esta cifra está por encima de un tercio de las emisiones marítimas nacionales.

Carlos Bravo, experto colaborador de T&E concluye: “Ya es hora de que los líderes nacionales apoyen a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y al Parlamento Europeo para reducir las emisiones contaminantes del transporte marítimo, largamente ignoradas. Para que el transporte marítimo haga su parte justa, Europa debe llevar el transporte marítimo a su mercado de carbono y exigir normas de CO2 para todos los buques que atraquen en sus puertos”.

Este ámbito del transporte marítimo se rige solo por las normas europeas de supervisión, notificación y verificación (MRV) de las emisiones marítimas de la UE.

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