En la última semana las redes sociales se han llenado de publicaciones de ciudadanos con fotografías que muestran guantes usados tirados por las calles.
Abandonar un guante, o también una mascarilla, usada en la vía publica es un comportamiento incívico pero también puede suponer un riesgo de contagio.
Muchos de estos guantes aparecen en las inmediaciones de los supermercados. Los clientes los usan mientras hacen la compra y cuando salen del establecimiento los tiran, muchos de ellos justo al lado de la hilera de carros de la compra.
Los propietarios de perros avisan que sus mascotas agarran los guantes abandonados con la boca y ellos deben sacárselos, exponiéndolos a un riesgo de contagio alto y totalmente innecesario.
Por desgracia este comportamiento se repite en muchos países de todo el mundo. En España, por ejemplo, varios municipios avisaron que se sancionará este comportamiento. ste es el caso del Ayuntamiento de San Clemente, en Cuenca, donde tirar unos guantes en la calle puede suponer una multa de 300 euros.
En Montreal, Canadá, se pueden observar los guantes tirados en las carreteras o justo al lado de los contenedores de basura.
Argentina es otro caso, donde los guantes son tirados a la salida de los supermercados.
Y, aunque Estados Unidos ya se ha convertido en el país del mundo con más contagios (más de 150.000), parece que tampoco son conscientes del riesgo que supone tirar guantes usados a la calle.
La Àgencia de Residus de Catalunya recuerda que se debe gestionar las mascarillas, los guantes, las toallitas y cualquier otro residuo similar, dentro de una bolsa de plástico perfectamente cerrada, como fracción RESTO (contenedor gris); en ningún caso se pueden depositar estos residuos en el váter o tirar en la calle.
