La ONU invita a reflexionar sobre el efecto devastador que la humanidad ha ejercido sobre la naturaleza y la importancia de preservarla.

Photo by Rui Silvestre on Unsplash

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Los humanos hemos acelerado en las últimas década la alteración do los ecosistemas naturales, provocando una mayor pérdida de biodiversidad y el derrumbe de las barreras naturales que protegen nuestra especie y al conjunto de formas de vida. La alteración de las áreas de distribución de especies, por ejemplo, está facilitando la transmisión de patógenos y, por tanto, un mayor riesgo de aparición de pandemias.

La celebración, el 22 de mayo, del Día Internacional de la Biodiversidad es este año en especial un momento destacado para reflexionar sobre el importante papel de la diversidad biológica y sobre el efecto nocivo que la humanidad ha ejercido sobre ella.

La Organización de Naciones Unidas (ONU), institución creadora de esta celebración internacional, recuerda un año más que la biodiversidad es el pilar para que el ser humano pueda vivir en la Tierra.

Los peces proporcionan el 20% de las proteínas animales a unos 3.000 millones de personas. Más del 80% de la dieta humana está compuesta por las plantas. Aproximadamente, el 80% de las personas que viven en las zonas rurales de los países en desarrollo, dependen de medicamentos tradicionales basados en plantas para la atención básica de la salud. Pero la pérdida de esta diversidad amenaza todos estos ámbitos, incluida nuestra salud.

“Existen pruebas de que perder nuestra biodiversidad podría aumentar los casos de zoonosis mientras que, por el contrario, si conseguimos mantenerla estable, esta podría ser una gran herramienta en la lucha contra pandemias como aquellas causadas por los coronavirus”, explican desde las Naciones Unidas.

Según el programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) el 60% des las enfermedades infecciosas humanas tiene origen animal, un porcentaje que llega hasta el 75% en el caso de las enfermedades llamadas “emergentes” como el ébola, el VIH, las gripes aviarias, el SRAS o el zika.

Muchos científicas coinciden en que la pérdida de biodiversidad provoca un aumento en el riesgo de transmisión de estas enfermedades zoonóticas, es decir enfermedades que se transmiten de animales a seres humanos.

Desde PNUMA apuntan al ‘Efecto de dilución’ como la gran ‘vacuna natural’ para evitar pandemias futuras, como la actual Covid-19 que ha llegado a afectar a escala global.

La desaparición de especies dentro de un ecosistema altera el funcionamiento de dicho ecosistema, e influye en la transmisión de patógenos. Si se preserva la biodiversidad, para que exista una mayor diversidad de especies, esto provoca un efecto de dilución. Por un lado se aumenta el número de especies en la cadena de contagio y por otro lado se produce un efecto cortafuegos natural provocado por una alta diversidad genética.

En un informe de PNUMA sobre la Covid-19 y el medio ambiente, apuntan que el planeta debe estar sano; es fundamental para nuestra capacidad de recuperación de la pandemia de la Covid-19 y para prevenir futuras enfermedades zoonóticas. El deterioro de los ecosistemas y su diversidad biológica —desde la pérdida y la modificación de los hábitats, el desarrollo agrícola y el cambio climático, hasta la contaminación o la sobreexplotación de las especies— aumenta el riesgo de pandemias causadas por zoonosis.

”Con la COVID-19, el planeta nos ha enviado un mensaje de advertencia muy fuerte: la humanidad tiene que reinventar su relación con la naturaleza”, explica la directora ejecutiva del PNUMA, Inger Andersen.

A principios de este mes de mayo se presentaba en Paris el informe de la Plataforma Intergubernamental sobre la Biodiversidad y los Servicios Ecosistémicos (IPBES), auspiciado por la ONU. Este es el estudio más completo realizado hasta ahora sobre la vida en la Tierra y donde aparecen datos tan alarmantes como estos:

• Desde el año 1500, el hombre ha propiciado la desaparición de 680 especies de vertebrados y un millón de especies de animales y plantas (de los 8 millones existentes) están en peligro de extinción.

• Están amenazadas de extinción un promedio del 25% de especies terrestres, de agua dulce y vertebrados marinos así como de invertebrados y grupos de plantas estudiados.

• Más de un 40% de las especies de anfibios están amenazados de extinción y más de un tercio de los mamíferos marinos se encuentran en esta misma situación.

• La cobertura de corales vivos en los arrecifes se ha reducido a la mitad respecto a los pasados 150 años.

• El l 9% de las 5,9 millones de especies estimadas que existen tienen unos hábitats tan fragmentados y escasos, que son insuficientes para garantizar su supervivencia a lago plazo.

• Los bosques de manglares han reducido al menos un 25% su extensión original mientras que las praderas de fanerógamas marinas merman su superficie a un ritmo del 10% por década.

• El 75% de los ambientes terrestres y el 66% de los ecosistemas marinos han sido modificados.

• La superficie forestal cubre el 68% del espacio que tenía en la época preindustrial.

Ante todos estos datos desoladores y la actual pandemia que estamos sufriendo, hoy ‘Día Internacional de la biodiversidad’, es el momento de reflexionar y de encontrar soluciones para empezar a trabajar en un futuro más respetuoso con la naturaleza y la fauna.

“Se espera que cada uno de nosotros construyamos mejor al usar este tiempo para aumentar la resiliencia de las naciones y las comunidades a medida que nos recuperamos de esta pandemia. 2020 es el año en que, más que nunca, debemos expresar nuestra voluntad para aplanar y reducir la curva de la pérdida de biodiversidad en beneficio de los humanos y toda la vida en la Tierra”, anhelan desde las Naciones Unidas.

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