Esta semana la capital del país se encontró bajo su tercera preemergencia ambiental del año, decretada por la Intendencia metropolitana.

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La medida, según el respectivo decreto, supone la salida de circulación de unos 200.000 vehículos motorizados, la prohibición del uso de calefactores y cocinas a leña o carbón en toda la Región Metropolitana y la paralización de 1.281 fuentes industriales fijas.

Respecto de los vehículos motorizados, se restringió la circulación de aquellos provistos de convertidor catalítico inscritos antes del año 2012 con patentes terminadas en 8 o 9, al igual que las motocicletas.

Además, en un radio más amplio, incluye las comunas aledañas de San Bernardo y Puente Alto, la medida afecta al 60 % de los vehículos sin convertidor catalítico, incluidos los de carga.

También, como medida más permanente, rige una prohibición de quemas agrícolas en toda la Región Metropolitana hasta el 30 de septiembre.

Las medidas tienen por objeto resguardar la salud de los habitantes de la región, señaló la Intendencia, que llamó a respetar las medidas aplicadas.

A los colegios se les recomendó suspender las clases de Educación Física y a todos los santiaguinos abstenerse de realizar actividades deportivas al aire libre.

La de hoy es la tercera preemergencia decretada en lo que va del año, aunque también se ha decretado una veintena de alertas ambientales, que suponen medidas restrictivas menos estrictas.

Santiago de Chile, con algo más de siete millones de habitantes, está enclavada en un valle rodeado de montañas, por lo que en los meses de otoño e invierno la calidad del aire suele empeorar debido a la ausencia de brisas que diseminen las partículas nocivas, así como por el fenómeno de la inversión térmica.

Este último consiste en que la temperatura en la superficie es menor que en altura, por lo que las partículas nocivas se mantienen a nivel del suelo.

La contaminación aumenta la ya alta prevalencia de enfermedades respiratorias en esta época del año, en especial entre niños y adultos mayores, que cada año se cobran cerca de 4.000 fallecimientos en el país, mientras en lo que va del 2019 se contabilizan 24 fallecidos por influenza.

No obstante, en las primera horas de hoy sólo cuatro de las estaciones de vigilancia de la calidad del aire instaladas en diversos puntos de la ciudad, todas situadas al poniente de la urbe, marcaban un nivel regular, que supone concentraciones de entre 100 y 200 microgramos de partículas nocivas por metro cúbico de aire.

Las otras siete estaciones existentes marcaban un nivel bueno, con menos de 100 microgramos de partículas nocivas.

EFEverdeerde

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