Con una inversión de 563,3 millones, el Ayuntamiento planea reducir en dos millones de toneladas las emisiones de CO2.

barcelona

La capital catalana ha intentado dar un paso más: la declaración ha estado acompañada de un centenar de medidas para tratar de revertir la situación.

Gracias a una inversión de 563,3 millones de euros, el Ayuntamiento planea reducir en dos millones de toneladas las emisiones de CO2 en el año 2030. De esta manera se alcanzaría un decrecimiento del 50% respecto a las que se emitían en el año 1992. Una cincuentena de estas actuaciones dependen únicamente del Consistorio, pero para alcanzar todas requerirá la complicidad de otras administraciones como por ejemplo el Estado o la Generalitat de Catalunya.

El plan del ejecutivo sociocomún encabezado por la alcaldesa Ada Colau se divide en diferentes vertientes: movilidad e infraestructuras, modelo urbano, energía, modelo económico, consumo y residuos, modelo cultural y educativo, alimentación, agua y salud y bienestar. Cada una de estas ramas cuenta con diferentes apuestas, algunas de nuevo cuño y otras que ya se venían llevando a cabo incluso durante el anterior mandato y en las que se quiere profundizar.

“No queríamos un decreto retórico, sino uno con medidas concretas. Damos un paso a la acción”, ha dicho Colau este miércoles por la tarde en el acto de declaración de la emergencia climática. En verano se constituyó una mesa que con la participación de 200 entidades y 300 personas ha contribuido a concretar el plan. Algunas han estado presentes en el Saló de Cent del Ayuntamiento.

Siete medidas serán las que más emisiones ahorrarán. De todas ellas la más contundente ya ha dado sus primeros pasos: con la zona de bajas emisiones que limita el tráfico de los vehículos más contaminantes se quiere evitar 550.000 toneladas de CO2. En este sentido, se ha explicado que se está estudiando la implantación del peaje de toxicidad y de incluso zonas de superbajas emisiones, todavía más restrictivas con el tráfico.

Gracias a un nuevo modelo de eficiencia energética de los edificios, se pretenden ahorrar 450.000 toneladas y generando energías renovables 200.000 más. El plan prevé que las grandes infraestructuras como el puerto y el aeropuerto reduzcan sus emisiones en tierra en 178.000 toneladas. Además, gracias a un sistema de recogida de residuos personalizado utilizando alternativas como el puerta a puerta y los contenedores inteligentes se quieren evitar otras 153.000 toneladas de CO2.

El paquete es más completo y también incluye la creación de 15 kilómetros nuevos de supermanzanas y ejes verdes dando un “salto de escala” en esta estrategia, mejorar el transporte público en el ámbito metropolitano, eliminar los plásticos de un solo uso, potenciar los productos alimentarios de proximidad o aumentar la investigación científica para luchar contra la emergencia climática, entre otras alternativas. De hecho, se irá actualizando a medida que se vayan detectando nuevas necesidades y evaluando la utilidad de las medidas.

“Las ciudades somos los principales generadores de emisiones. Debemos actuar y asumir nuestras responsabilidades”, ha dicho la alcaldesa, que también ha reclamado “recursos y competencias para actuar más”. “Las administraciones públicas no nos debemos pelear, sino que debemos cooperar y actuar de forma decidida”, ha agregado. “Nadie se puede quedar al margen”, ha remarcado en referencia a las empresas privadas. “Esto no es un simulacro, es una emergencia”, ha sentenciado.

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