El país se encuentra en el puesto 117 de 180 países y figura en rojo en el mapa mundial sobre emisiones de CO2. Se contamina unas 4,62 toneladas métricas por persona, lo que excede en un 70% el objetivo comprometido con la ONU para el 2030.

Crédito: AP

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La salud ambiental está relacionada con todos los factores físicos, químicos y biológicos externos de una persona. Es decir, que engloba factores ambientales que podrían incidir en la salud y se basa en la prevención de las enfermedades y en la creación de ambientes propicios para la salud.

La salud ambiental está relacionada con todos los factores físicos, químicos y biológicos externos de una persona. Es decir, que engloba factores ambientales que podrían incidir en la salud y se basa en la prevención de las enfermedades y en la creación de ambientes propicios para la salud.

Y sobre ese futuro, las tres organizaciones coordinan los esfuerzos de cara a la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, la nueva meta de desarrollo de las Naciones Unidas. Su idea central es el desarrollo sostenible, y se lo entiende como la articulación virtuosa entre el crecimiento económico, la inclusión social y la sostenibilidad ambiental.

Es una agenda transformativa que presenta 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en función de los que es preciso implementar estrategias de cambio que reorienten el desarrollo de los países hacia un paradigma centrado en la sostenibilidad.

En el informe, titulado ¿Qué futuro les espera a los niños del mundo? (A Future for the World’s Children?), se concluye que la salud y el futuro de todos los niños y adolescentes del mundo se encuentran bajo la amenaza inmediata de la degradación ecológica, el cambio climático y las prácticas de comercialización explotadoras que empujan a los niños a consumir comida rápida muy procesada, bebidas azucaradas, alcohol y tabaco.

“A pesar de las mejoras en la salud de los niños y los adolescentes en los últimos 20 años, los progresos se han estancado y están a punto de revertirse”, afirmó la ex Primera Ministra de Nueva Zelanda y Copresidenta de la Comisión, Helen Clark.

Y agregó: “Se calcula que alrededor de 250 millones de niños menores de cinco años de países de ingresos bajos y medios corren el riesgo de no alcanzar su potencial de desarrollo, sobre la base de medidas indirectas del retraso del crecimiento y la pobreza. Sin embargo, lo que es aún más preocupante es que todos los niños del mundo se enfrentan ahora a las amenazas existenciales del cambio climático y las presiones comerciales”.

En un ranking confeccionado por la Comisión que incluye a 180 países, la Argentina ocupa el atrasado puesto 117 en sustentabilidad, tomando como indicador el exceso de emisiones de dióxido de carbono (CO2) por persona. Nuestras emisiones de CO2 son de 4,62 toneladas métricas por persona y exceden en un 70% al objetivo para el 2030 (que es de 2,7 toneladas métricas por persona).

Eso nos posiciona debajo, por mucho peor, que otros países latinoamericanos como Paraguay (53), Colombia (73), Bolivia (79), Uruguay (82), Perú (83), Brasil (89) y Ecuador (91). Sólo estamos un poco mejor que Chile (puesto 120).

Potencias como Estados Unidos, Australia y varios árabes como Qatar, Kuwait, Emiratos Árabes y Baréin, se encuentran entre los diez peores emisores. Mientras que los más sustentables son los africanos Burundi, Chad y Somalia.

“Los países deben revisar su enfoque de la salud de los niños y los adolescentes para garantizar que no solo cuidemos de nuestros niños hoy, sino que también protejamos el mundo que heredarán en el futuro”, concluyó el informe.

Si bien la Argentina no llega a representar el 1% de las emisiones de gases de efecto invernadero dentro del grupo de países, cuando se analiza el aporte per cápita ese número trepa a 10 toneladas de dióxido de carbono equivalente, que es más que lo que contamina un mexicano, un italiano o un brasileño.

La comisión de 40 expertos elaboró un segundo ranking donde se mide el bienestar de los niños y adolescentes, teniendo en cuenta que a la intensificación del cambio climático como amenaza del futuro de los más chicos.

El informe incluye un nuevo índice mundial de 180 países en el que se compara el desempeño de esos países respecto de la realización de los niños —con medidas relativas a la supervivencia y el bienestar infantil como la salud, la educación y la nutrición—, la sostenibilidad —con un indicador relativo a las emisiones de gases de efecto invernadero—, y la equidad o las diferencias de ingresos.

Aquí, Argentina quedó en el puesto 86, peor posicionado que Chile (53) y Uruguay (66), aunque mejor que Brasil (90) y Perú (97).

Según el informe, si bien los países más pobres deben hacer más para apoyar la capacidad de sus niños de llevar una vida sana, las excesivas emisiones de carbono —procedentes de manera desproporcionada de los países más ricos— amenazan el futuro de todos los niños. Si, con arreglo a las previsiones actuales, el calentamiento global excede los 4°C para el año 2100, las consecuencias serían devastadoras para la salud de los niños, debido al aumento del nivel de los océanos, las olas de calor, la proliferación de enfermedades como el paludismo y el dengue, y la desnutrición.

El índice muestra que los niños de Noruega, la República de Corea y los Países Bajos tienen las mejores posibilidades de supervivencia y bienestar, mientras que los niños de la República Centroafricana, el Chad, Somalia, el Níger y Malí tienen las peores perspectivas.

Sin embargo, cuando los autores toman en consideración las emisiones de CO2 por habitante, los países que antes iban en cabeza ahora quedan atrás: Noruega ocupa el puesto 156, la República de Corea el 166 y los Países Bajos el 160. Cada uno de estos tres países emite un 210% más de CO2 por habitante que lo que le permitirá la meta fijada para 2030. Los Estados Unidos de América, Australia y Arabia Saudita están entre los diez países que generan más emisiones.

“Más de 2000 millones de personas viven en países donde el desarrollo se ve obstaculizado por crisis humanitarias, conflictos y desastres naturales, problemas cada vez más vinculados con el cambio climático”, precisó Ministra Awa Coll-Seck, del Senegal, Copresidenta de la Comisión.

Y agregó: "Si bien algunos de los países más pobres tienen algunas de las emisiones de CO2 más bajas, muchos de ellos están expuestos a los efectos más graves de un clima que cambia rápidamente. La promoción de mejores condiciones hoy en día para que los niños sobrevivan y prosperen a nivel nacional no tiene por qué ser a costa de erosionar el futuro de los niños a nivel mundial".

Los únicos países en camino de cumplir las metas relativas a las emisiones de CO2 por habitante para 2030 que también tienen un desempeño correcto (dentro de los 70 primeros puestos) con respecto a las medidas de realización de los niños son: Albania, Armenia, Granada, Jordania, Moldova, Sri Lanka, Túnez, Uruguay y Viet Nam.

Como conclusión final, el doctor Richard Horton, Editor Jefe de las publicaciones del grupo The Lancet, dijo: “Tenemos una gran oportunidad. Disponemos de datos probatorios. Tenemos las herramientas necesarias. Esta Comisión hace un llamamiento tanto a los jefes de Estado como a los gobiernos locales, y tanto a los líderes de las Naciones Unidas como hasta los propios niños, para que nazca una nueva era a favor de la salud de los niños y los adolescentes. Se necesitará coraje y compromiso para estar a la altura. Es la prueba suprema de nuestra generación”.

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