La deforestación en Argentina se aceleró durante los seis primeros meses del año y afectó a 38.852 hectáreas, 2.000 más que en el primer semestre del año pasado, según un informe publicado por el grupo ecologista Greenpeace.

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La organización concluyó que, pese a la pandemia del coronavirus, el también llamado “desmonte” de los bosques argentinos no se detuvo y que solo durante los meses de confinamiento que comenzó el 20 de marzo y aún sigue vigente en varias regiones del país, se desforestaron 21.275 hectáreas, una superficie mayor que la que ocupa, por ejemplo, la ciudad de Buenos Aires.

Para llegar a estas cifras, Greenpeace analiza imágenes tomadas por satélite de la misma zona boscosa en distinto periodo de tiempo, lo que permite al observador identificar si se han talado los árboles del lugar.

La deforestación de estas áreas se realiza principalmente por motivos económicos, ya que esos terrenos se utilizan para incrementar la superficie disponible para labores de ganadería o agricultura intensiva.

Sin embargo, en contraparte, este fenómeno también ocasiona “la pérdida de biodiversidad y reducción de disponibilidad de agua y otros recursos esenciales en la zona“, explicó en un comunicado la organización.

En el mismo texto Greenpeace hizo un llamamiento a los Gobiernos de las provincias de Chaco, Formosa, Salta y Santiago del Estero, todas en el norte argentino, para pedirles que paralicen estas actividades y “decreten la emergencia forestal”.

Además, el grupo ecologista lanzó una petición de firmas que reclama “la deforestación cero” en Argentina y que suma más de 54.000 firmantes.

Un estudio realizado en los laboratorios de Greenpeace en Reino Unido consideró clave la conservación de ecosistemas naturales para prevenir futuras pandemias.

El coronavirus, la gripe aviar, la gripe porcina o el Zika son enfermedades que afectaron a millones de personas a nivel mundial recientemente y que tienen en común que se trata de “infecciones zoonóticas”, es decir, transmitidas de animales a personas.

Según el mencionado estudio, la conservación de los ecosistemas hace que estos “restrinjan de manera natural” la transmisión de enfermedades entre animales y personas, una capacidad que a medida que estas áreas se degradan pierde efectividad, por lo que aumentarían las posibilidades de que se originaran nuevas pandemias con este origen.

En su comunicado, Greenpeace acusa a “las autoridades” de elegir “ignorar el papel de los ecosistemas en el control de las pandemias” y considera evidente “la impunidad de grandes empresarios agropecuarios y la complicidad de los Gobiernos provinciales”.

Fuente: EFEverde

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