Rocky, la pequeña búho que la semana pasada acaparó la atención de los neoyorquinos tras ser localizada entre las ramas del famoso árbol de Navidad del Rockefeller Center, ha sido soltada en la naturaleza tras pasar varios días en un centro de rehabilitación de animales salvajes.

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Los últimos momentos en cautividad de la búho, un espécimen adulto de la especie Saw-whet y que fue bautizada con el nombre de Rocky, han sido compartidos por el centro “Ravensbeard Wildlife” que editó un video en el que se ve cómo su cuidadora la saca de una caja en mitad de un bosque.

Las imágenes también muestran cómo, tras permanecer el ave unos momentos posado sobre la mano de la cuidadora, en los que incluso búho y mujer parecen mirarse, alza el vuelo para posarse en un árbol.

“La liberación de Rocky ha sido un éxito, es una pequeña y dura ave y nosotros estamos contentos de haberla devuelto a la naturaleza. Sentirá nuestro amor y nuestro apoyo en su viaje (migratorio) hacia el sur”, aseguró la directora y fundadora de Ravensbeard, Ellen Kalish, en un breve mensaje difundido en las redes sociales este miércoles.

La búho encontrada por un obrero de la  empresa que transporta el árbol de Navidad al Rockefeller Center, se recupera en el centro del Ravensbeard Wildlife .

“Se realizó al atardecer para que pudiera encontrar un lugar seguro para cuando se hiciera de noche. Encontramos un lugar idóneo y tranquilo, una zona de coníferas, para darle la seguridad que necesita”, escribió Kalish en Facebook, donde a lo largo de estos días ha compartido varias imágenes del ave nocturna.

El video y las fotos, sobre todo las de su llegada al centro, en una caja de cartón y después cómodamente abrigada con una manta, fueron compartidas por miles de personas y han contribuido a recaudar más de 17.000 dólares para la organización.

Rocky, cuyo tamaño no supera los 12 centímetros, recorrió más de 270 kilómetros (170 millas) oculta en un imponente abeto noruego que fue talado en la localidad de Oneonta y trasladada por carretera hasta la Gran Manzana, donde fue descubierta por uno de los profesionales encargados del árbol.

Cuando el 17 de noviembre llegó al Ravensbeard Wildlife Center, la búho estaba en buenas condiciones “pese a todo lo que había pasado” y el hecho de que llevaba sin comer ni beber unos tres días, por lo que fue agasajada nada más llegar con fluidos y “todos los ratones que pudiera comer” antes de descansar para pasar una evaluación del veterinario, según informó el centro en su página web.

Los búhos de la especie Saw-whet, según explicó Kalish, “buscan una nueva pareja cada año y son resilientes buscando nuevos lugares seguros”.

De acuerdo con el diario New York Post, los representantes de Rockefeller Center señalaron que cada año inspeccionan cada rama del gran árbol individualmente antes de envolverlo y trasladarlo, pero muchas veces hay pájaros que “acaban haciendo el viaje” hasta Nueva York.

Rocky ha causado casi más sensación que el propio árbol de 22 metros, que se ha llevado decenas de comentarios burlones en las redes sociales por su follaje irregular, con bromas al estilo de que se ha “cortado el pelo él mismo” y que representa perfectamente un abrupto 2020 marcado por la pandemia y las elecciones.

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