El albinismo deriva de una deficiencia en la producción de melanina, el pigmento que da color a nuestros ojos, piel y pelo. Se trata de un trastorno genético heterogéneo causado por mutaciones en diferentes genes que se da en humanos –en una de cada 17.000 personas- y otras especies animales.
No obstante, no es muy común, pues conlleva muchos problemas a quienes lo sufren, que suelen fallecer de forma prematura. Y es que, la melanina además de dar color, protege nuestra piel, cabello y el iris del ojo, lo que nos permite ver con más precisión. Por todo ello, la falta de este pigmento hace que los albinos sean seres mucho más vulnerables.
El hallazgo de estos murciélagos, conocidos comúnmente como murciélagos de sacos de Kappler, que habitan en la América Central y la mitad Norte de Sudamérica, es algo excepcional desde el punto de vista de los investigadores, que aseguran que el orden de los quirópteros –al que pertenecen los murciélagos- no suele estar afectado por el albinismo.
En este sentido, los expertos apuntan que, de interferir significativamente la falta de pigmento en el bienestar de los quirópteros, esto podría causar estragos en la especie humana, ya que los murciélagos son importantes controladores de plagas de insectos y pequeños vertebrados, buenos dispersores de semillas y desempeñan un papel ecológico vital como polinizadores.
Sin embargo, la influencia del albinismo en el bienestar de estos mamíferos aún se desconoce y, de hecho, los autores del estudio sugieren que el trastorno podría afectarles de forma menos negativa que a otras especies, ya que son de hábitats nocturnos y encuentran reposo durante el día en cuevas, minas, oquedades de árboles o grietas húmedas, con lo que están menos expuestos a sus depredadores.