La actividad taurina no se suspendía desde hace más de un siglo, cuando se produjo la mortífera epidemia de gripe del año 1918.

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Familias y trabajadores están siendo golpeados estos días por la crisis sanitaria provocada por el virus de la Covid-19. Ante esta situación extraordinaria, el Gobierno ofrece ayudas también extraordinarias para el pago de alquileres e hipotecas de locales comerciales, para los autónomos y para las empleadas del hogar, además de otras destinadas a hacer que el sector cultural no se hunda.

Además de la música, el teatro, la literatura o el cine, éste incluye otras actividades como la tauromaquia que, al igual que el resto, se han visto afectadas por la pandemia. Debido a ello, a mediados del pasado mes de marzo, el ministro de Cultura español, José Manuel Rodríguez Uribe, aceptó reunirse con la Fundación Toro de Lidia para estudiar la posibilidad de poner en marcha una serie de medidas destinadas a apoyar la industria del toro.

Cuando la noticia llegó a los oídos de las entidades animalistas, muchas de ellas se echaron las manos a la cabeza y no tardaron en reaccionar. Así, por ejemplo, AnimaNaturalis se opuso rotundamente a que el Gobierno destinara fondos al rescate del sector taurino, y se lo hizo saber mediante una carta al Ministerio de Cultura.

Gracias o no a estas presiones, el Gobierno ha publicado esta semana un decreto con las medidas destinadas a ayudar al sector cultural, y no hay rastro de la tauromaquia. El documento ha sido elaborado teniendo en cuenta las especificidades de cada sector cultural, que en la mayoría de casos presentan una alta estacionalidad del empleo y una relación directa con la celebración de eventos y espectáculos.

En el caso del sector taurino, cuya temporada no había hecho más que empezar cuando se declaró el estado de alarma en España, se han visto afectadas por la pandemia más de 200 las corridas según Anoet , la patronal de organizadores de eventos taurinos. Asimismo, con respecto a los encierros y fiestas populares, la cifra de cancelaciones se eleva a 1.684.

Este cese obligado de la actividad taurina es el primero que se produce en España desde hace más de un siglo, cuando acechó el país la mortífera epidemia de gripe del año 1918, pues las corridas de toros no dejaron de celebrarse ni durante la Guerra Civil.

Sin embargo, no es la primera vez que animalistas y taurinos se enfrentan. Entre las escenas más reportadas figuran las protestas de los antitaurinos por la celebración del Toro de la Vega en Tordesillas (Valladolid), un alanceamiento taurino de origen medieval que fue prohibido por el Tribunal Supremo el año pasado.

Con motivo de la celebración de este evento era habitual ver a los antitaurinos protagonizando sentadas masivas y otro tipo de protestas. Asimismo, tampoco se libra de estos enfrentamientos la feria de Fallas –suspendida ahora por culpa de la Covid-19-, durante la que cada año mueren decenas de toros en poco más de una semana.

Según fuentes oficiales, los festejos taurinos en España descendieron un 2,7% en 2018, hasta un total de 1.521, 32 menos que en 2017. De todos ellos, la cuarta parte -369- fueron corridas de toros y el 80% del total se concentraron en Andalucía, Castilla y León, Castilla-La Mancha y Madrid.

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