Cerca de 300.000 animales domésticos como cobayas, conejos, ratas, hurones..., pero en su mayoría perros y gatos, se abandonan cada año en España, por lo que la celebración este sábado del Día Internacional del Animal sin Hogar pretende "remover conciencias" y, ante todo, ofrecerles otra oportunidad.

callejero

Para la presidenta de la Federación de Asociaciones Protectoras y de Defensa Animal de la Comunidad de Madrid (Fapam), Mati Cubillo, entre las causas que provocan esta situación, se destaca la irresponsabilidad como ciudadanos, ya que abandonar y maltratar sale muy barato en el país ibérico.

Si el castigo fuese elevado, la gente tendría mucho más cuidado, y se decantaría por la adopción o adquiriría animales de una forma más concienciada”, ha manifestado Cubillo, quien asegura que a las asociaciones llegan casos de abandono motivados por “separaciones, cambios de domicilio o por tener un hijo”.

Unas excusas que, a su juicio, no dejan de ser “ridículas” y se basan en la ausencia de “una conciencia de respeto”, pues incluso durante la época estival “cada vez hay más destinos a los que se puede acudir con un perro o un gato”, como apartamentos u hoteles.

Esta carencia de valores sitúa a España “a la cabeza de Europa” en este asunto en comparación con otros países, como Francia o Alemania, donde “existe conciencia” y, de hecho, “familias alemanas acogen canes procedentes de perreras españolas”.

Un problema “dramático” que se agrava en las perreras municipales donde “miles de animales son sacrificados”, y que ocasiona el colapso de unas asociaciones en las que “ya no caben más ejemplares, pero las peticiones siguen entrando”.

Unas demandas de animales que son localizados en muchas ocasiones “malheridos, desnutridos, apaleados, maltratados…”, un estado que desemboca en “miedo” y que, además, resulta “muy costoso” recuperar tanto desde el punto de vista económico como desde el emocional.

El temor, ha declarado, está presente sobre todo en canes que han sido dedicados y utilizados para la caza, un sector de donde proceden “gran parte de los abandonos”, y que se traduce en centros “llenos” de podencos y otras razas “que han sido maltratados durante toda su vida” y que ahora “cuesta un poco más buscarles una nueva familia”.

A pesar de que durante la época estival “las cifras aumentan”, los abandonos “son constantes”, puesto que “cuando no son las navidades, estamos en temporada cinegética” o, simplemente, “adquieres un animal de compañía porque te lo han regalado” y por “cualquier motivo” se rechaza.

“Estamos agobiados todo el año”, ha lamentado Cubillo, quien recalca que el ciudadano debe entender que “no es obligatorio poseer una mascota” y que, en el caso de que se desee, la clave pasa “por adoptar y no por comprar”, ya que “la mayoría de perros que se venden en España proceden de países del este”, fábricas de cachorros donde habitan en unas “condiciones terribles”.

La cultura de la adopción, ha dicho, se da “cada vez más”, pero es “tan elevado el número de ejemplares que no se llega a palpar en los centros de recogida” porque “estamos hasta arriba”, una situación que se recrudece en la Comunidad de Madrid desde la aprobación de la Ley de Protección de Animales de Compañía en 2016.

A pesar de la creación de dicha ley, “no se toman medidas, no se realizan campañas orientadas a la acogida ni todo lo que conlleva el poder sobrevivir a una ley de ‘sacrificio cero'”, ha subrayado.

En su opinión, la conmemoración del Día Internacional del Animal sin Hogar, organizado cada tercer sábado de agosto desde el año 1992, puede servir para “remover las conciencias de la sociedad y de la clase política”, quienes “poseen la clave en sus manos, pero hacen muy poquito”.

Una jornada que también ha de insistir en la importancia de ser “responsable” y de educar a las nuevas generaciones en “el respeto hacia los animales”, así como exigir a los políticos “un endurecimiento de las penas” contra el abandono de mascotas.

Unos animales de compañía que proporcionan una “convivencia maravillosa” y que, en el caso de los niños que cohabitan con ellos, aprenden a ser “responsables y respetuosos” con otras personas y con los propios animales porque “van a tener un ser al que cuidar”.

Además, la posesión de una mascota en personas de la tercera edad, sobre todo de un can, “estimula las relaciones con los demás”, pues les “obliga a salir a la calle para pasear”.

Todo esto unido a una dosis de energía extra en el hogar porque “ellos solo saben dar felicidad”, un beneficio para la salud presente en el “simple hecho de acariciar a un perro o un gato” que lleva a preguntarnos: “Si nos aportan solo cosas buenas, ¿qué hacemos tratándolos así?”, ha concluido Mati Cubillo.

EFEverdeerde

Noticias Relacionadas

Histórico acuerdo de igualdad salarial en el fútbol de Estados Unidos

Leer Nota

Masacre en Texas: Al menos 19 alumnos y 2 maestros asesinados

Leer Nota

Dia Mundial de la Salud: "Nuestro planeta, Nuestra Salud"

Leer Nota

Millennials y generación Z: por qué se llama la "generación deprimida"

Leer Nota