n estudio internacional demuestra cómo la presencia de crías en el grupo modifica los factores por los que se mueven las jirafas.

jirafas

La comida y la presencia de depredadores influyen de diferente manera en el comportamiento social de las jirafas, según concluye un estudio realizado por un equipo internacional de investigadores de Penn State y la Universidad de Zúrich. Según el estudio, publicado online en la revista Oecologia, el comportamiento de los grupos de jirafas con crías está mucho más influenciado por el riesgo de los depredadores. Cuando el grupo está formado solo por jirafas adultas, la principal preocupación es la comida.

Los autores de la investigación se han dedicado a estudiar el comportamiento de las jirafas en una región de África de 2.000 kilómetros cuadrados. Así han podido determinar cuáles son los requisitos que necesitan las madres jirafas para mantener a sus bebés seguros, lo que puede contribuir a proteger mejor los hábitats más importantes para las jirafas.

En esta área de 2.000 kilómetros cuadrados, las jirafas disponen de múltiples opciones para elegir donde pasan el tiempo, puesto que hay zonas con árboles y arbustos, lugares cercanos a pueblos agrícolas y ranchos y zonas protegidas. El hecho que haya tanta variedad de lugares para elegir ha permitido a los investigadores analizar mucho mejor los factores que influyen en el comportamiento de las jirafas.

El estudio concluye que los grupos compuestos solo por jirafas adultas están centrados en la búsqueda de alimentos y menos pendientes del riesgo de depredación. Estos grupos suelen ser los más grandes, y pueden llegar a tener 66 miembros durante la temporada de lluvias, cuando la comida es más abundante. Durante los meses más secos, cuando los alimentos escasean, se forman grupos más pequeños.

Cuando en el grupo hay crías de jirafa, el riesgo de depredación se convierte en el factor determinante. Está claro que las crías son mucho más vulnerables al ataque de los leones y otros carnívoros, mientras que los adultos suelen ser lo suficientemente grandes como para poder escapar, explica la autora principal del estudio Barbara König, profesora de la Universidad de Zúrich.

El estudio viene a demostrar que estos animales cuentan con una estrategia para proteger a sus cachorros, ya que para protegerse de los leones, las jirafas buscan zonas donde haya arbustos más densos. Por esta razón, los científicos sugieren que estas zonas deberían contar con mayor protección, principalmente porque algunos ganaderos promueven la eliminación de arbustos para fomentar el pasto para su ganado.

Además, se ha comprobado que cuando hay crías, los grupos son más grandes para garantizar una mayor vigilancia y reducir el riesgo individual.

Por otra parte, el estudio también explora la influencia de los humanos en los comportamientos de las jirafas, puesto que más allá de los parques la presencia de personas se ha expandido rápidamente en los últimos años.

Curiosamente, las hembras adultas con crías tienen tendencia a concentrarse cerca de zonas de los pastores llamados bomas, que no crían ganado.

Los investigadores sospechan que esto se debe a que los pastores pueden alterar los comportamientos de los depredadores para proteger su ganado y esto beneficia a las crías de jirafa. En cambio, los grupos con crías evitan las zonas cercanas a los pueblos más grandes, donde se producen disturbios que suponen una amenaza para estos animales.

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