Los insectos son clave para la agricultura. El 80% de las plantas que cultivamos dependen de su función polinizadora, participan en el reciclado de materia orgánica y se emplean a menudo para el control de plagas.

Crédito: Getty Images

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Este grupo de invertebrados es el más diverso del planeta porque engloba el 75% de los seres vivos que conocemos. Sin embargo, de seguir desapareciendo al ritmo actual las especies que forman parte del mismo, el grupo podría extinguirse en apenas un siglo.

En total, cada año se describen unas 10.000 nuevas especies de insectos, las mismas que quedan diezmadas o se extinguen por culpa de la pérdida de hábitat natural, la contaminación de los ríos o la presencia en el campo de los neonicotinoides, que afectan a la manera de desplazarse y de comunicarse de insectos como las abejas.

No obstante, estas no son las únicas amenazas que planean sobre el grupo, pues existen otras, como el uso de sopladores de hojas, que no solo nos irritan a nosotros por llenar de polvo las calles, sino que también ponen en peligro a los insectos debido al ruido que hacen, a lo que contaminan y al poder que tienen de desplazar todo lo que se encuentran por delante.

En Europa, los primeros en advertir las consecuencias para los insectos del uso de estos modernos recogedores de hojas que han sustituido a los rastrillos han sido los alemanes, cuyo gobierno ha sugerido que su uso se evite a no ser que sea “indispensable”.

La decisión se ha tomado teniendo en cuenta las últimas investigaciones sobre el estado de conservación de los insectos, entre las que figuran un trabajo del año 2017 que revela que las poblaciones de insectos de Alemania se han reducido en más de un 75% en las últimas tres décadas.

Asimismo, un informe elaborado por Dave Goulson, un reputado ecólogo inglés, que se publicó hace sólo unos días que constata que los insectos se están extinguiendo ocho veces más rápido que el resto de animales.

“Si no se detienen las caídas de insectos, los ecosistemas terrestres y de agua dulce colapsarán, con profundas consecuencias para el bienestar humano”, concluye Goulson en su trabajo, donde subraya que las principales causas del ‘armageddon de los insectos’ del que estamos siendo testigos son la pérdida y fragmentación de los hábitats y el uso excesivo de pesticidas.

Otro estudio publicado a principios de este año sostiene que el 41% de las especies de insectos del mundo están en declive y que una tercera parte se encuentran en peligro de extinción. Pero es que, además, una investigación publicada hace apenas un mes constata que, en algunos enclaves, donde hace una década vivían 100 mariposas, abejas, abejorros, libélulas, mosquitos o moscas, ahora solo sobreviven 33.

No es de extrañar que Alemania sea uno de los primeros países que regula el uso de los sopladores de hojas, sometidos ya a restricciones o prohibiciones en algunas ciudades de Estados Unidos, pues también fue uno de los pioneros en Europa en cuantificar el declive de todas las especies de insectos.

La medida se incluye dentro de un plan de acción al que el gobierno alemán destinará 100 millones de euros para proteger a los insectos. El principal objetivo de este plan es disminuir y regular el uso de pesticidas como el controvertido glifosato, aunque también incluye otras acciones para reforzar la regulación ambiental.

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