Somos la sociedad del derroche , especialmente con lo más importante, la comida.

Photo by Joshua Hoehne on Unsplash

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La tercera parte de todos los alimentos producidos en el mundo se desperdicia. Un disparate para la humanidad, que en inmenso número se muere de hambre, un dispendio inasumible, pues cuesta a la economía europea 143 billones de euros al año, y una amenaza para el planeta, ya que se estima que el 15% de las emisiones de gases de efecto invernadero están asociadas a la cadena alimentaria.

Por ejemplo, los españoles tiraron a la basura el año pasado 1.352 millones de kg/l de alimentos y bebidas, un 4,7% de los alimentos que compramos. De esta terrorífica cantidad la mayoría, 1.146 millones, son productos sin elaborar y 206 millones se corresponden con platos cocinados.

Como ha denunciado WWF en un nuevo informe, el desperdicio de alimentos pone de manifiesto la inequidad del sistema alimentario, especialmente de los países industrializados. Mientras 88 millones de toneladas de alimentos se desperdician anualmente en la UE, 112 millones de personas comunitarias vivían en 2017 en hogares en riesgo de pobreza o exclusión social y 5,8 millones de personas en circunstancias de privación severa, lo que significa que no han tenido acceso a alimentos adecuados y dietas saludables.

Pero el malgasto de alimentos no solo representa un problema ético, es también una de las principales causas indirectas de pérdida de biodiversidad, advierte WWF. Producir cada alimento supone una huella de agua, suelo y energía. Por ejemplo, si no malgastásemos a nivel mundial un tercio de la comida, evitaríamos el derroche de 250 billones de litros de agua al año, lo que equivale al consumo de agua potable para los próximos 30 años de 7.600 millones de personas.

Para ello, WWF en un nuevo informe, elaborado junto a la organización WRAP, propone que los Estados miembros establezcan unos objetivos de reducción de malgasto de alimentos ambiciosos para 2023, que las empresas midan e informen sobre el desperdicio de alimentos en sus negocios, destinar más recursos para la innovación y tecnología, y que la Política Agraria Común contemple fondos para prevenir el malgasto de alimentos.

Si la comida no consumida fuese un país, sería el tercer productor mundial de gases de efecto invernadero tras EEUU y China, al emitir 3.300 millones de toneladas de CO2 al año, según la FAO.

Se calcula que para producir todos los alimentos que no se han consumido en el mundo en un año se emplea el agua de 100 millones de piscinas olímpicas.

No tirar un huevo supone no desperdiciar 185 litros de agua, aproximadamente el agua que consumimos en tres duchas. Y un kilo de carne supone no desperdiciar más de 15.000 litros de agua.

Si no se desperdiciaran más de 780 millones de toneladas de cereales anuales, estaríamos ahorrando la misma cantidad de emisiones que emiten 631.821 vuelos transatlánticos.

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